El gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, le había negado el perdón unas horas antes. "No creo que las pruebas presentadas justifiquen la clemencia en este caso", señaló Schwarzenegger el martes por la tarde.
Schwarzenegger también negó hace un año el perdón a otro preso condenado por la muerte de cuatro personas en 1983. Unas horas antes de morir, Beardslee dedicó a través de su abogado unas palabras de agradecimiento para las cerca de 300 personas que se manifestaron a las puertas de la prisión.
Sus abogados habían alegado que cuando disparó a Stacey Benjamin, de 19 años, y ahogó a Patty Geddling, de 23, el condenado padecía una enfermedad mental agravada por daños en el cerebro. Beardslee, que estaba en aquel momento en libertad condicional por su posible participación en otro homicidio, se confesó culpable de ambos asesinatos y fue sentenciado a la pena de muerte en 1984.
Un tribunal de apelaciones decidió posteriormente frenar la ejecución de aquel reo, que alegó que su caso no había sido investigado adecuadamente. California es el estado de EEUU con más presos -un total de 640- en el corredor de la muerte, pero raramente administra la pena.
Beardslee se convirtió así en el preso número once que se ejecuta en California desde que restauró el cumplimiento de la pena capital, en 1978.
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