Rock'n'Rimbaud: lírica punk

Patti Smith
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Patti Smith

Esto es serio: hablamos de Patti Smith. La poeta del punk cocinó antes de predicar, horneando libros sabrosos, nutritivos, igualitos que potajes de la abuela. «Siempre imaginé que escribiría un libro, aunque fuera corto, que me transportaría a un reino que no podría ser medido, ni siquiera recordado», confiesa en Woolgathering, y cumple el sueño con una docena de títulos.

Todos los escudriña Benjamín Prado, que abre el fuego con las iluminaciones de Smith y selecciona los textos que integran esta antología. Poesía, en edición trilingüe —inglés con traducciones al euskera, por Jose Mari Segurola, y al español, por Eli Tolaretxipi—, cumple el objetivo del menú degustación: despierta la curiosidad por probar más y sacia nada más afrontar la última miga.

Patti Smith comienza beat, cantando a lo cercano; dedica poemas a Marianne Faithfull, a Bob Dylan —¿o a su perro?—, y anuncia en un título a Picasso riendo, pero después escribe: «(…) ¿qué queda? / los huesos de brian jones. el amigo de jim morrison. la bandana / de jimi hendrix. el ángel de la cinta en la frente. la guirnalda de judie (…)».

Remueve el guiso, nos muestra las costuras de su arte —ante un hipotético árbol genealógico, responde: «(…) junté las tres cosas: la velocidad [Spillane], el humor [Céline] y el carácter sagrado de la palabra [Michaux], y con ellas hice mi propia mezcla»— y deriva fraile, casi profeta, con Pájaros de Irak o Ruina inimaginable con geometría parpadeante. Y Rimbaud, por supuesto: en las imágenes visionarias, en el ritmo absolutamente moderno. Porque esto es serio: hablamos de Patti Smith.

POESÍA. Bassarai / 264 páginas / 14 euros

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