Sin tener que estar pendiente de otros familiares, sin pareja o sin tener que estar sometido a disciplinas de convivencia con compañeros de piso y con la independencia como rutina. Así residen ya a diario más de 90.000 malagueños que han decidido vivir solos, una cifra que se ha duplicado en las dos últimas décadas en la provincia.

De los 46.000 hogares unipersonales que había a principios de los noventa se ha pasado a los 92.000 que se estima había en 2008. Así se desprende del informe Hogares y familias del Instituto de Estadística de Andalucía (IEA), que recoge la evolución y proyección hasta el año 2016 de las familias y su estructura.

Según las previsiones de este estudio, la cifra va a seguir creciendo y en 2016 podrán ser hasta 99.600 los hogares unipersonales en la provincia de Málaga. El director del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC), Manuel Pérez Yruela, explica que el aumento de esta opción de vida se debe al mayor número de personas viudas que no quieren irse de su casa, «sobre todo en el entorno rural», y al cambio de actitud cultural en los jóvenes, que «prefieren emanciparse y vivir solos».

Un crecimiento de la independencia que va en detrimento del tamaño medio del hogar malagueño. A comienzos de los noventa la media de personas en los hogares era de 3,5 miembros, mientras 18 años después es de 2,7 personas.

Este descenso se explica por el aumento también de las parejas sin hijos. Desde el año 1990, éstas han crecido un 49,8%: de las 51.800 de entonces a las 77.600 de ahora. El estudio revela además que los hogares de padre o madre solo y con hijos también han crecido en un 42% desde los noventa.