El casco histórico ha dejado de copar la gran mayoría de las ayudas a rehabilitación. Al menos, según los últimos datos de la Oficina Municipal de Rehabilitación: de las 152 subvenciones concedidas a finales de 2008, sólo el 38% fueron destinadas a viviendas de la Ciudad Vieja y centro. Eso significa en la práctica un total de 58 ayudas en una zona en la que, según los últimos informes municipales, algo más de la mitad de los edificios se encuentran en mal estado o presentan algunas deficiencias.

Sin embargo, los residentes de la Ciudad Vieja ya mostraron en numerosas ocasiones su disconformidad por la lentitud en la tramitación y la escasez de las cuantías, que tienen un límite de 11.000 euros en el caso del casco histórico y de 9.000 en el resto de la ciudad.

Muy repartido

El fondo de estas ayudas, que asciende a cerca de 2,5 millones de euros (financiados de forma conjunta por Ayuntamiento, Xunta y Gobierno), también dejará un buen pellizco en otras zonas. En concreto, en 36 calles de diez barrios, entre los que se encuentran Os Mallos, Cuatro Caminos (por las viviendas de Fernández Latorre), Sagrada Familia, Os Castros, Monte Alto, O Ventorrillo, Labañou, Agra do Orzán, El Ensanche y Riazor. Se destinarán sobre todo a zonas con un número importante de viviendas en mal estado, como es el caso de San Jaime, Belén y Niño Jesús (en Sagrada Familia) o Colombia (en la zona de Labañou).

El espaldarazo definitivo a la protección de las edificaciones se produjo en 2006, cuando se creó la Oficina Municipal de Rehabilitación. Las ayudas aumentaron gracias a la colaboración con la Xunta y el Gobierno y también se estrechó el cerco a las casas en ruina, con la apertura de 766 expedientes (últimos datos de 2007), lo que multiplica por cuatro la cifra registrada en 2005.

Pero la vigilancia municipal no se limitó tan sólo a declarar el estado ruinoso de los edificios, sino también a evitar esta situación. Así, los informes de los técnicos fueron de la mano de una mayor vigilancia de los inspectores, que levantaron acta de 915 obras que no cumplían las exigencias de las licencias.

Las fachadas, el principal objetivo

Las subvenciones de rehabilitación tardan una media de un año en concederse, por la compleja tramitación que requieren y también porque cada vez se solicitan más. Su principal objetivo es "cambiar la cara" de los edificios, sobre todo tras unos años en los que la caída de cascotes eran casi algo habitual en la ciudad. Por eso, se destinan, sobre todo, al cuidado de fachadas.

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