Cuando ya por fin nos habíamos hecho con una buena rutina y teníamos los productos necesarios, llegan a nuestra vida para descolocárnosla entera las mascarillas de noche.

Si ya nos costó añadir más pasos aparte de la limpieza y la crema hidratante, poner uno más nos parece un suplicio, pero todo por conseguir esa piel perfecta que tanto envidiamos de las coreanas. Así que cuando nos planteamos el introducir este nuevo paso en nuestra rutina, es normal que nos cuestionemos si es algo que de verdad necesitamos.

Las mascarillas nocturnas se suelen aplicar después de la crema hidratante por las noches para que actúe mientras dormimos y se retira a la mañana siguiente, por lo que no hace falta estar pendiente, ahorrándonos bastante tiempo.

Como durante esas horas no estamos expuestos a la contaminación, temperaturas extremas, el sol o el frío, por lo que nuestra piel está mucho más relajada y es capaz de regenerarse mejor, absorbiendo así todos los principios activos de una manera mucho más eficaz. 

Lo mejor de todo es que, al tener una fórmula tan potente, podremos disfrutar de los resultados nada más nos levantemos ya que nos hemos pasado toda la noche recibiendo los beneficios de la mascarilla. Al día siguiente nuestra piel se verá radiante y renovada, incluyendo aquellas épocas en las que no dormimos bien o estemos pasando por un momento estresante. 

Estas mascarillas están formuladas para que se absorban rápidamente y así no tengamos la preocupación de que todo el producto acabe en la almohada en lugar de nuestra piel, por lo que tampoco tienen un acabado pegajoso y molesto.

Aunque las coreanas las utilizan todas las noches (al igual que todos los días se ponen la mascarilla de tela de rigor), no es necesario. Con aplicarla de noche dos veces a la semana después de tu rutina de cuidados diarios, en poco tiempo veremos los resultados.