Los hechos se registraron el 27 de marzo de 2019. El relato de la Fiscalía apunta a que cerca de las 22,20 horas el hombre se encontraba en la cocina del domicilio, situado en Betanzos (A Coruña), donde mantuvo una discusión por causas económicas con su esposa.

En el transcurso de la misma, el procesado propinó a esta varias patadas en la espalda, tras lo cual, con intención de acabar con su vida, cogió un cuchillo y, dirigiéndolo de frente contra la citada, le asestó dos puñaladas, una en el abdomen y otra en el brazo izquierdo. La mujer estuvo ingresada debido a estas lesiones, que tardaron en curar un mes.

El acusado aseguró que las heridas se produjeron "sin querer" y "sin intención" de atentar contra su vida. Así, durante su declaración aseguró que tras cortar chorizo en una mesa sobre una mesa del domicilio familiar, se levantó y "tropezó" con su mujer, momento en el que la "rozó" con el cuchillo.

Sin embargo, reconoció que el día de los hechos había bebido varias cervezas y varias copas de vino y, a preguntas de su defensa, admitió que mezclaba el alcohol con medicación antidepresiva y para una grave enfermedad que padece.

Por su parte, la víctima desistió de su derecho de presentarse como acusación particular, y ratificó la versión del hombre de que le "rozó" con el cuchillo cuando iba a guardarlo en un cajón, solicitando su absolución.

VERSIÓN "INSOSTENIBLE"

En el fallo, los jueces indican que "la mecánica causal" que narraron tanto el acusado y su esposa durante la investigación es "insostenible desde un punto de vista estrictamente racional".

"No se puede explicar cómo el simple hecho de tropezar al guardar un cubierto puede producir no una, sino dos heridas en zonas tan distantes como el brazo y el abdomen, ni tampoco su entidad, al ser ambas de consideración, una de ellas hasta el extremo de suponer un riesgo vital".

El tribunal decidió condenar al acusado a pesar de la versión exculpatoria que dio la víctima y lo ha considerado autor de un delito de homicidio intentado, con la agravante de parentesco y la atenuante de embriaguez.

Además, le ha impuesto la prohibición de comunicarse y aproximarse a la víctima durante diez años.