Antes de que la ley antitabaco prohibiese fumar en el lugar de trabajo y reservase espacios libres de tabaco en todos los locales públicos, el 95,2% de los gallegos inhalaban humo fuesen fumadores practicantes o no. Tras la entrada en vigor de la norma el 1 de enero de 2006, el Sergas analizó cómo está la situación tras la aplicación de la ley y descubrió que los ciudadanos expuestos al humo del tabaco descendieron al 70,6%. Una tasa muy inferior, pero en la que hay un gran número de personas que siguen tragando humo sin probar un pitillo. Son algo más de un millón.

La Dirección Xeral de Saúde Público realizó un estudio entre los gallegos de 16 a 74 años para descubrir la exposición real al humo del tabaco a la que están sometidos. Teniendo en cuenta que tres de cada diez ciudadanos de la comunidad se declara fumador, hay 1,5 millones de gallegos que pasa de consumir pitillos y, sin embargo, la mayoría de estos sí se traga el humo de los demás. De hecho, es una situación que afecta al 63,8% de los no fumadores, es decir, a un millón de personas.

Hombre y joven

El perfil del afectado es el de un hombre joven. Algo muy relacionado con la exposición al tabaco que se produce en pubs y discotecas. Sin embargo, el ambiente de los locales hosteleros no es el único al que se enfrentan los no fumadores.

De hecho, aquellos que aseguran que siguen soportando el humo culpan por igual a los locales de ocio, a su lugar de trabajo (sobre todo los camareros) y a su propia casa (el 12,5% de los no fumadores conviven con alguien que sí consume tabaco). Y no es una exposición aislada. En el hogar aseguran que soportan una media de 2,5 horas diarias.

Menos cigarrillos en el hogar

La conclusión a la que conduce el repunte que se está experimentando en la exposición al tabaco en casa. Si bien el estudio del Sergas deja claro que la presencia de humo disminuyó claramente tras la entrada en vigor de la ley, tras el bajón inicial se produjo un repunte en los ámbitos más privados, el de la casa y el del trabajo.

Curiosamente son los espacios de ocio donde se registra un descenso constante. Sin embargo, se fuman menos pitillos en el hogar, tal y como se deduce del hecho de que se pasase de una media de 3,5 horas de exposición diarias a 2,6.

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