Con Delibes como cronista, son las voces de estas personas las que forman el relato coral de Castilla en este libro editado por Destino y en el que se dan cita las reflexiones de un pastor, un caracolero, un molinero o un piñero, testimonios "aparentemente elementales" que sin embargo "apuntan a los ancestrales problemas de Castilla y León".

Así lo subraya el propio autor -cuyo centenario se conmemora este 2020- en una nota preliminar en la obra donde también apuntaba a su empeño por conservar "intacta" la "riqueza de expresión" de estos protagonistas, los cuales apuntan esos "ancestrales poemas" de esta tierra tales como la sequía, la pobreza del suelo, el individualismo, la despoblación, el envejecimiento, la contaminación, el abandono oficial o la desconfianza.

En 'Castilla habla' se recoge, por tanto, "la menesterosidad de una región que en el pasado alumbró mundos y que hoy se muestra achacosa, mal comunicada y pagana de un incipiente desarrollo" en el último medio siglo, como expresión "del centralismo español".

Un libro que el propio autor recalcaba que no era una novela, pero "tampoco un estudio científico apoyado en datos y estadísticas", sino algo "más elocuente", a su juicio, como "un libro vivo" donde la realidad castellana es expuesta "por sus propios protagonistas", los "más humildes vecinos" de pueblos y aldeas.