Las redes sociales y la nueva televisión cambian el mundo del corazón

Meghan Markle y Harry.
Meghan Markle y Harry.
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Meghan Markle y Harry.

Con el paso de los años, y coincidiendo prácticamente con la llegada del nuevo milenio, la antaño llamada crónica social (y el propio interés del consumidor) ha ido poniendo prácticamente al mismo nivel a los distintos tipos, que los hay, de famosos. 

Es una especie de democratización de la prensa rosa en la que cada uno tiene su trozo del pastel y su minuto de gloria. Es fácil escuchar en televisión durante horas los vaivenes de las Campos, convertidas en las Kardashian patrias, y también ver en una revista a Belén Esteban, Rocío Flores o la última concursante relevante de La isla de las tentaciones compartiendo, a golpe de exclusiva, hueco con Isabel Preysler, Ana Obregón o Eugenia Martínez de Irujo. 

20 años en los que hemos visto cómo los personajes ahora cuentan su vida antes en las redes que en los medios y vende más el que sale del reality de turno que el artista que publica un disco, siempre y cuando no sea Isabel Pantoja, que abarca ambos extremos (¿Quién habría imaginado ver a la tonadillera lazarse desde el helicóptero de Supervivientes?). 

Y todo bajo una máxima, el show, que debe primar por encima de todas las cosas. El mundo rosa, convertido en un espectáculo non stop en el que la maquinaria, ya sea en televisión, en papel couché o en internet, no puede permitirse parar. Para llegar a este punto han hecho falta que entraran en juego elementos que antes del nuevo milenio ni siquiera nos hubiésemos imaginado.Aunque no todo ha cambiado.

Internet y las nuevas formas de hacer tele

La llegada de internet rompió la bajara. Los influencers son ahora los que parten la pana. Jóvenes –y no tanto– famosos ‘construidos’ a golpe de tecla, tiktoks y millones de seguidores en Instagram, Twitter o Youtube por los que se matan las marcas –y los fans–. María Pombo, Dulceida o celebrities como Cristina Pedroche o Paula Echevarría, que, además de su trabajo, arrasan en las redes, son noticia diariamente por, simplemente, colgar cualquier aspecto de su vida, sin tener por qué ser relevante. Ahora, las fuentes periodísticas han cambiado: gracias a los smartphones, cualquier persona puede convertirse en periodista o paparazzi.

La pequeña pantalla es otro de los motores que marcan el paso de la crónica social. Con el nuevo milenio surgieron programas que han lanzado al mercado famosil a un buen número de personajes, la mayoría con fecha de caducidad, que dan el juego necesario para nutrir a otros programas o a las revistas. La nueva forma de hacer corazón muestra cómo periodistas y famosos se intercambian los papeles sin pudor: los primeros gozan de ser personajes y su propia vida pasa a interesar más, mientas que los segundos juegan a ser informadores.

Los amoríos y las exclusivas siempre funcionan

Si hay algo infalible en el mundo rosa son las parejas. ¡Lo que gusta un idilio! Siempre ha interesado, y siempre lo hará, esa parte más íntima de la vida de los cantantes, actores, modelos, políticos o deportistas. ¿Les suenan Malú y Albert Rivera o Risto Mejide y Laura Escanes?

Ya sea en televisión o en el papel, una exclusiva sigue vendiéndose como uno de los principales reclamos para el público. Da igual el personaje del que se trate con tal de que lo que cuente cause impacto o, cuanto menos, sea novedoso. Los hay que no se cansan de repetir, pero siempre que las audiencias y las ventas acompañen, tendrán las puertas abiertas.

La realeza nunca falla

Las familias reales y sus entresijos siguen siendo referencia, con la británica como la eterna protagonista. Entramos en los años 2000 aún bajo el shock de la muerte de Lady Di y ahora nos mantiene en vilo el terremoto Megxit, con el que Meghan Markle y Harry dejan sus deberes reales. En Francia, Alberto de Mónaco sigue de escándalo en escándalo; y en casa, aún recordamos la boda televisada de Felipe y Letizia en 2004, que cambió la monarquía española para siempre.

De tal palo... ¿tal astilla?

Aquellas niñas del inicio de siglo XXI son en la actualidad mujeres protagonistas del cuore. Eso sí, no se sabe si perdurarán en este mundillo como lo han hecho, con sus aciertos y sus fallos, sus madres.

Isabel Preysler y Tamara Falcó.
Isabel Preysler y Tamara Falcó.
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Isabel Preysler y Tamara Falcó. Gracias a su creciente popularidad –ganó MasterChef Celebrity y colabora en El hormiguero–, la nueva marquesa de Griñón es ya la heredera natural del trono de su madre, la reina de corazones, al convertirse en uno de los personajes más solicitados por las firmas.

Isabel Pantoja e Isa P.
Isabel Pantoja e Isa P.
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Isabel Pantoja e Isa P. La peruana, rodeada de polémica desde su adopción, saltó al panorama mediático tras quedarse embarazada con 17 años. Desde entonces, a golpe de exclusivas, realities y controversias, muchas de ellas contra su madre, no pasa un día en el que Isa P. no esté en el candelero.

Terelu y Alejandra Rubio.
Terelu y Alejandra Rubio.
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Terelu y Alejandra Rubio. En 2000, la hija mayor de MaríaTeresa Campos daba a luz a su única hija, Alejandra. Ahora, 20 años después, ya no sorprende verlas juntas en los platós hablando de las últimas polémicas de su propia familia o de los concursantes del reality de turno.

Rocío Carrasco y Rocío Flores, junto a Rocío jurado y Ortega Cano.
Rocío Carrasco y Rocío Flores, junto a Rocío jurado y Ortega Cano.
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Rocío Carrasco y Rocío Flores. Protagonizan el que, probablemente, es el culebrón del momento. La nula relación entre hija y madre mantiene en vilo a periodistas y tertulianos y da juego para rellenar horas de tele y páginas en las revistas. Para ver una foto juntas, hay que remontarse muchos años.

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