Requisitos para vivir en este pueblo medieval que paga 8.000 euros por residir en él

Santo Stefano di Sessanio es una pequeña localidad italiana que se encuentra, concretamente, en la provincia de L'Aquila, en la región de Abruzos. Pese al encanto que guarda este pueblo medieval, la población es de tan solo 115 habitantes, de los cuales, 41 personas tienen más de 65 años y solamente 13 son menores de 20 años. 

Cueva Palomera, la mayor cavidad de España con más de 100 km de recorrido subterráneo

Estas cifras han llevado al Ayuntamiento a promover una iniciativa para luchar contra la despoblación y que permita continuar con el desarrollo sostenible y duradero del territorio.  

Así, este municipio concederá subvenciones mensuales durante tres años y hasta un máximo de 8.000 euros al año, así como la concesión de una casa y otra subvención de hasta 20.000 euros por iniciar una actividad laboral en el pueblo. 

Para participar en esta iniciativa hay que cumplir unos requisitos. En primer lugar, la propuesta está dirigida a ciudadanos italianos o de la Unión Europea no residentes, así como ciudadanos de otros países que tengan permiso de residencia de larga duración y exentos de condenas con sentencia firme por cualquier delito. 

Estas personas tienen que tener intención de trasladarse al municipio de Santo Stefano di Sessanio por un período mínimo de 5 años y abrir una empresa en el propio pueblo. Entre los perfiles laborales prioritarios para el municipio se encentran: un guía turístico, deportivo o cultural, limpiador, técnico de mantenimiento, operador de farmacia, recuperación de productos alimenticios típicos de la zona y su comercialización.

Otro requisito a cumplir es que, en el caso de los ciudadanos italianos, deben llegar a este pueblo desde otros municipios con un número de residentes superior a 2000, tal y como informan desde la propia web del pueblo. 

Se puede acceder al cuestionario que realiza el ayuntamiento del pueblo en este enlace. La fecha máxima para enviarlo es hasta el 15 de noviembre. 

El encanto de este pueblo de montaña reside en la conservación de su arquitectura medieval, sus pequeñas y enrevesadas calles, la forma de vida completamente rural y alejada del estrés de las grandes ciudades y el entorno natural y de montaña, con unas espectaculares vistas.