Desde ayer los bilbaínos que van de rebajas por la Gran Vía se encuentran con unos curiosos viandantes. Uno de ellos, además, muy famoso. Se trata, ni más ni menos que de El Pensador, la obra más famosa del escultor Auguste Rodin, que, junto a otras seis obras del  autor, permanecen ancladas junto al Palacio Foral.

Estas figuras de bronce, que convivirán con los bilbaínos durante un mes, forman parte del programa Arte en la Calle, y provienen del Museo Rodin de París. El objetivo principal es «acercar a los ciudadanos de cualquier edad obras de grandes artistas».

Junto a El Pensador, las otras seis esculturas pertenecen a  la colección Los burgueses de Calais, que recuerda un episodio de la Guerra de los Cien Años.

No obstante, no es la primera vez que la capital vizcaína se convierte en un museo a cielo abierto. Antes que Rodin, las calles de Bilbao  ya fueron escenario de Las Meninas de Manolo Valdés o de las grandes letras y números de Robert Indiana.

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