El ajo, la cuchara de plata y otros mitos que no ayudan a identificar las setas tóxicas

La costumbre suele ser pasarlas por agua, pero es una mala decisión porque pierden sabor y aroma y además absorben el agua, no quedando luego sabrosas al comerlas. La recomendación es siempre cocinarlas y lavarlas con un trapo o quitando las partes más deterioradas.
Recolección de setas.
Pixabay/HolgersFotografie
La costumbre suele ser pasarlas por agua, pero es una mala decisión porque pierden sabor y aroma y además absorben el agua, no quedando luego sabrosas al comerlas. La recomendación es siempre cocinarlas y lavarlas con un trapo o quitando las partes más deterioradas.

Las setas se convierten en un ingrediente muy codiciado en las cocinas, sobre todo, en esta época del año, cuando comienza la temporada de recolección tras la finalización del verano y la llegada de las primeras lluvias.

Sin embargo, aquellas personas que se lancen a los bosques en busca de los mejores ejemplares, han de tener en cuenta una serie de medidas de seguridad para evitar intoxicaciones por el consumo de setas no aptas para el consumo.

En España, alrededor de 300 personas sufren cada año una intoxicación por el consumo de setas que, en algunos casos, produce el fallecimiento de los afectados, tal y como indican desde el portal de Madrid Salud. 

La máxima premisa es no recolectar ni consumir ninguna seta que no haya sido identificada con completa certeza. Así, hay que saber exactamente de qué seta se trata antes de recogerla y tener en cuenta que algunas setas nocivas comparten características comunes con otras setas comestibles.

Una recomendación es no coger aquellas setas que se encuentren en estado de maduración o con aspecto juvenil, ya que es mucho más difícil identificarlas y, por tanto, es fácil confundirlas con setas no comestibles. Del mismo modo, hay que evitar aquellas setas que se encuentren en zonas industriales, cercanas a las carreteras o en suelos tratados con abonos químicos. 

Por otro lado, debido a su alto contenido en fibra, las setas son un producto bastante indigesto, por lo que aún tratándose de setas comestibles, no es aconsejable consumirlas en grandes cantidades. 

Del mismo modo, no hay que volver a consumir una seta que haya causado algún tipo de trastorno de salud, ya que existen alergias a este alimento, sobre todo, a la Lepista nebularis. Además, hay prescripciones individuales en cuanto a la elaboración y consumo de setas: 

  • Coprinus atramentarius (seda entintada, bolet de femer, pixacá negre) no puede consumirse con alcohol, ya que provoca una gran dilatación de los vasos sanguíneos y el enrojecimiento de la cabeza y el cuello. 
  • Las Morchellas (colmenillas) y Helvelas (forma de mitra, orella de gat o mitra marro) no deben consumirse en crudo, por presentar principios hemolíticos que se destruyen por el calor.

Falsos mitos y creencias populares 

Existen entre la población diferentes creencias sobre el modo de tratar con las setas venenosas que en ningún caso funcionan y no se pueden usar para decidir si una seta es tóxica o no. Así, no hay que dejarse llevar por estos falsos mitos y no proceder a recolectar, cocinar o comer ninguna seta tóxica. Estos son algunas de las falsas creencias populares: 

  • Cocinar las setas con vinagre y sal elimina la toxicidad. 
  • Las setas tóxicas ennegrecen los ajos al cocinarlas o la plata de cucharas, anillos o monedas al contacto.
  • Si una seta huele o sabe bien no es tóxica.
  • Las setas que crecen en los prados donde pastan lo animales no son tóxicas.
  • Las setas mordisqueadas por animales son comestibles para las personas.
  • Las setas que crecen sobre la madera no son tóxicas.
  • Las setas que cambian de color al corte o al contacto son tóxicas.
  • Las setas con volva y anillo son tóxicas. Es cierto que la Amanita phalloides, principal causa de mortalidad por consumo de setas, posee anillo y volva, pero existen otras setas tóxicas que no tienen anillo o volva y setas comestibles que sí tienen.
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