Los marcos de los espejos, de los cuadros o, incluso, la estructura de una lámpara o los pomos de las puertas del hogar pueden ser dorados, una decoración más clásica que se puede ir ensuciando y perdiendo su brillo con el paso del tiempo.
Esta suciedad acumulada o la falta de experiencia a la hora de limpiar este tipo de superficie puede suponer que, una decoración que debería resaltar, acabe por otorgar a la estancia una apariencia descuidada y apagada. Así, se pueden seguir una serie de recomendaciones para limpiar los muebles de la casa dorados.
Lo primero que hay que hacer es una limpieza más superficial, eliminando con un trapo seco o con un plumero el polvo que pueda haber sobre la superficie.
Después, se puede utilizar una mezcla de amoniaco y agua, teniendo en cuenta que debe ser una solución muy débil, es decir, más agua que amoniaco. Con esta mezcla, basta con humedecer un trapo y frotar la superficie, dejando actuar la solución para que se reblandezca la suciedad y se elimine por completo.
Por otro lado, en el mercado existen numerosos productos específicamente diseñados para limpiar superficies doradas, ya que para estas no pueden usarse los productos habituales que se utilizan para otras superficies porque podrían acabar estropeándose.
Tanto si se opta por el amoniaco con agua como si se utiliza un producto específico para dorado, tras limpiarlo hay que secarlo y retirar los excesos de producto con un paño limpio y seco.
Después de esto, es aconsejable aplicar al dorado una capa final de laca especial para metales con el objetivo de que la suciedad no se incruste tan rápidamente y se mantenga brillante por más tiempo.
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