El rey Felipe de Bélgica y su nueva hermana Delphine protagonizan un encuentro histórico

Delphine Sajonia-Coburgo y el rey Felipe de Bélgica.
Delphine Sajonia-Coburgo y el rey Felipe de Bélgica.
CASA REAL BELGA
Delphine Sajonia-Coburgo y el rey Felipe de Bélgica.

Las relaciones extramaritales en los miembros de la realeza son conocidas desde hace siglos, como también lo son los hijos que nacían de ellas. Sin embargo, lo que no es tan común es el reconocimiento de esos niños como parte de las familias reales de los distintos países.

Hace más de diez años, salía a la luz el caso de una joven llamada Delphine Böel que aseguraba ser hija del rey Alberto de Bélgica. Aunque muchos la tacharon de oportunista, la joven comenzó una batalla legal con el objetivo de ser reconocida como miembro de la familia real belga.

Los jueces comenzaron su trabajo y, en primer lugar, reconocieron la paternidad del monarca y, a principios de octubre, le concedieron a Delphine el apellido que le correspondía: Sajonia-Coburgo, y el título de princesa para ella y sus descendientes.

Lo insólito del caso ha sido la reacción del actual rey Felipe que, lejos de repudiar a su nueva hermana, la acogido con los brazos abiertos, invitándola a su residencia oficial en el palacio de Laeken para conocerla en persona.

"Este viernes 9 de octubre nos hemos conocido por primera vez en el palacio de Laeken. Nuestro encuentro fue cálido. Hemos tenido ocasión de empezar a conocernos después de un largo y enriquecedor intercambio que nos ha permitido hablar de nuestras respectivas vidas y de nuestros intereses comunes. Este vínculo se desarrollará a partir de ahora en un marco familiar", afirman desde la Casa Real belga.

Han tardado diez días en comunicar el encuentro, que tuvo lugar después de que el pasado 6 de octubre Delphine ofreció una rueda de prensa, sin poder contener las lágrimas de emoción, tras haber obtenido el título de princesa.

En una entrevista a RTL, la mujer de 52 años aseguraba que ningún miembro de la Familia Real se había puesto en contacto con ella hasta ese momento y que no tenía demasiadas esperanzas de retomar el contacto con su padre, al que de pequeña llegó a conocer y con el que mantuvo conversaciones telefónicas hasta que, en 2001, cuando Delphine tenía 33 años, le dijo que era su padre.

Delphine es hija de la relación entre el, entonces, príncipe Alberto y Sybille de Selys Longchamps, que estaba casada con el empresario y aristócrata Jacques Böel y que no dudó en reconocer a Delphine como su hija.

Alberto, por su parte, ya estaba casado con Paola de Bélgica y tenía tres hijos fruto del matrimonio: Felipe, Laurent y Astrid.

Delphine comenta que todo el proceso de reconocimiento ha sido muy duro para ella a nivel personal: "Había una enorme hipocresía. Yo llevaba un nombre que no me pertenecía, aquel con el que no me sentía identificada en absoluto. Y lo llevaba para proteger a Alberto del escándalo", comenta la ahora princesa.

"Yo no veía cuál era el problema de decir simplemente que yo existía. De decir: 'Ella existe y dejadla tranquila'", comentó Delphine, y añadió, determinante: "Yo ya no pido nada. Debería venir de parte de ellos, porque no voy a hacerlo yo". Y parece ser que su petición ha sido escuchada, pues el rey Felipe de Bélgica tomó una decisión sin precedentes y la llamó a su lado.

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