Libros a domicilio, presentaciones, festivales o venta de camisetas. Esta son algunas de las actividades que ofrecen las librerías pequeñas que nacen y sobreviven en Barcelona. Un sector que compite contra gigantes como Amazon y que este año, tras el confinamiento y la cancelación de Sant Jordi, ha tenido que reinventarse.
Para ello, han adaptado la situación al momento actual: dan cita previa, organizan presentaciones de libros en la calle o buscan nuevas maneras de estar presentes en redes sociales. Todo para no pasar desapercibidos entre los restaurantes y las nuevas tiendas que llenan la ciudad
Especialización
Metida en una calle estrecha de El Raval está Lata Peinada, una librería especializada en literatura hispanoamericana que organiza todos los años un importante festival literario, así como distintas presentaciones de libros.
Ezequiel Enaya, su propietario, vino a Barcelona desde Argentina para estudiar un Máster y, después de volver de nuevo a su país, decidió con una amiga que querían montar una librería en el Raval. Durante el Sant Jordi de este año cumplieron un año de vida y ahora miran al futuro con el objetivo de no ser solo “un despacho de libros”.
Nuevas formas de negocio
En el barrio de Sants está la librería cooperativa Ciutat Invisible. Con 7 años de vida, este espacio de colaboración especializado en memoria obrera, no solo vende libros y camisetas, sino también promueve una economía colaborativa. Irene Llaume, librera, asegura que el objetivo es que la gente haga suya la cultura. “Creemos en crear comunidades estables muy conectadas con el barrio".
En el mismo barrio cumple cinco años Barra Llibre. Su historia fue al revés que muchas otras librerías. Primero se creó la asociación “La Mordida” en Sant Feliu de Llobregat, hace ya 11 años, y tiempo después crearon una librería en Barcelona con el objetivo de tener un lugar en la ciudad para seguir haciendo actividades.
Por eso, la librería es solo otro proyecto más dentro de “La Mordida”, desde la que se organizan festivales de poesía y de novela negra o concursos de relatos. No abren todo el día, pero es la manera de poner cara a un proyecto que va mucho más allá de la venta de novedades literarias.
Estos son algunos de los ejemplos de librerías que han cambiado la manera de llevar el negocio. Lugares que, más sitios a los que ir a comprar libros, son núcleos culturales para los habitantes del barrio.
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