Son muchos los lugares que se pueden encontrar en España que guardan auténticos tesoros históricos y que representan un lugar de gran interés para conocer y aprender sobre diferentes ámbitos.
Es el caso del Parque Minero de Almadén, ubicado en el municipio del mismo nombre y perteneciente a Ciudad Real. Este lugar guarda la magia de 2.000 años de explotación, lo que convierte estas minas en las más antiguas del mundo.
La mina paró su actividad en el año 2003 y, desde el 2006, se puede acceder a ella como visitante para contemplar y aprender todos los aspectos: extracción del mineral, del cinabrio, del sulfuro de mercurio, su transformación en los hornos metalúrgicos y sus propiedades físicas y químicas, así como sus usos y su historia, tal y como indican desde su web.
Tanto las instalaciones del Parque Minero de Almadén, los pozos y los edificios, están declarados como Patrimonio de la Humanidad bajo el nombre de Patrimonio del Mercurio Idria y Almadén.
La vista a este lugar transcurre desde las instalaciones mineras de superficie en el Centro de Visitantes y prosigue por los antiguos talleres y los castilletes de los pozos de San Aquilino y San Teodoro.
En el Centro de Interpretación de la Minería se explican una serie de datos previos sobre la evolución histórica de las labores mineras y, posteriormente, se pasa a hacer el recorrido por el interior de la mina. Primer, se baja por el pozo de San Teodoro hasta la primera planta, 50 metros de profundidad, en una jaula de mina.
El recorrido a pie se realiza por una mina real explotada en los siglos XVI y XVII, según las condiciones reales de la práctica minera, es decir, con el uso de casco y una aparente carencia de iluminación moderna. Después, la salida a la calle se hace mediante un tren de vagonetas habilitado para el transporte del público.
La visita continúa por las instalaciones de exterior, hornos de Alúdeles siglo XVII, Puerta de Carlos IV, puerta de carros con su calzada y su horno de tejeras, para pasar posteriormente al Museo del Mercurio donde se encuentran salas dedicadas a la geología y paleontología de la zona, así como a los experimentos interactivos de la física y química del mercurio, la historia de la metalurgia de este metal y el transporte hasta América.
Por último, la visita finaliza regresando en unos minibuses eléctricos de pasajeros al Centro de Visitantes.
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