El año comienza salvaje en Gran Hermano. Los concursantes se convierten en padres adoptivos para una prueba semanal en la que tendrán que cuidar de una leona, grillos, cucarachas y gusanos.
La prueba número quince le da a Iván mucho asco porque tienen que meter varias veces al día las manos dentro de las urnas para acariciarles. "¡Qué cosa más asquerosa!", dice el modelo cántabro entre dientes al tocar los insectos.
Más adelante, se sumarán otros animalitos: cinco hurones a los que cuidarán y pasearán por el jardín, además de dos cabras africanas a las que tienen que adiestrar.
Por lo visto, los hurones no les dejan conciliar el sueño a los grandeshermanos porque les muerden los pies cuando se meten en la cama.
La soledad de Julito
Por otro lado, Julito se siente solo en la casa desde la marcha de su inseparable amigo Palomares: "Me he quedado muy solo porque aquí cada uno va a su rollo y tienen su grupito". El tinerfeño busca consuelo cantándole a su Virgen de la Candelaria... y soñando con Liz a la que salvó de las nominaciones.
Cuando las emociones empezaban a escasear en Guadalix, el programa suple la expulsión inesperada de Ana Toro con la sorprendente llegada de una nueva inquilina a la casa el próximo miércoles: una italiana soltera que promete revolucionar el concurso. Julito, Iván y Orlando no dudarán en competir por agradar a la nueva visitante.
Aunque sólo hemos visto un pequeño vídeo en el que se muestran sus curvas, la chica anticipa que es "sexy, femenina, humilde y dulce". Como buena italiana el carácter no le falta y dice: "Soy o blanco o negro".
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