Forma Antiqva resucita a un genio olvidado: Vicente Baset

  • El conjunto barroco presenta un disco con once sinfonías desconocidas del compositor valenciano del siglo XVIII.
Aarón Zapico, integrante de Forma Antiqva.
Aarón Zapico, integrante de Forma Antiqva.
Jorge París | Jorge Paris
Aarón Zapico, integrante de Forma Antiqva.

Nadie sabía que estaba ahí. O casi nadie. Y ahora, tras un largo esfuerzo, el grupo Forma Antiqva publica un asombroso disco (en el sello alemán Winter Winter) con once sinfonías del valenciano Vicente Baset, compositor y violinista en el Madrid de la primera mitad del siglo XVIII. Una música maravillosa que nada tiene que envidiar a los Vivaldi, Telemann, Boccherini o Scarlatti. Un tesoro que estaba perdido. ¿Y cuántos más habrá?

Los reyes Austrias españoles eran grandes protectores de la pintura. De sus impresionantes colecciones salió la mayor parte del Museo del Prado. Pero los Borbones, desde Felipe V en adelante (principios del XVIII), eran mucho más aficionados a la música. Italia era la meca musical del mundo en aquel momento, y a España vinieron, traídos por los sucesivos reyes, figuras como Farinelli, Jacome Facco, Domenico Scarlatti, Luigi Boccherini y decenas más.

Ellos escribieron la ‘gran música’ española del XVIII. Pero no toda, ni muchísimo menos. También hubo grandes compositores españoles. Hoy se recuerda a Santiago de Murcia, Sebastián de Albero, José de Nebra, Antonio de Literes, el padre Antonio Soler y… ¿a cuántos más? ¿Dónde estaba metido Vicente Baset? ¿Y cuántos más quedan por descubrir?

Aarón Zapico (Langreo, Asturias, 1978) lleva la mitad de su vida al frente del grupo Forma Antiqva, que integran sus hermanos Pablo y Daniel, también músicos, y luego un número indeterminado de intérpretes a los que se llama en función de las obras que se vayan a tocar. Pero Forma Antiqva es uno más –de los mejores, desde luego, y de los más prestigiosos en Europa– de las decenas de grupos españoles dedicados a la investigación, recuperación e interpretación de un inmenso tesoro que permanece oculto: la música antigua española, del siglo XVIII hacia atrás.

El conjunto barroco Forma Antiqva.

forma antiqva

  • Grupo de música barroca.
Es un conjunto de formación variable, residente del Grup Camera, en el que tocan los hermanos asturianos Pablo, Daniel y Aarón Zapico. Llevan 20 años de trayectoria y han tocado, entre otros lugares en el Teatro Real de Madrid, el Palau de la Música de Barcelona, la Frick Collection de Nueva York y el York Early Music Festival del Reino Unido.

La obra de Vicente Baset (1719-1764), violinista valenciano que tocó en la corte y en los teatros de Madrid en tiempos de Felipe V y Fernando VI, estaba "sepultada" en la Biblioteca Nacional, que se la compró a un anticuario alemán, y en la Biblioteca Estatal de Suecia. Seguramente nadie que hoy esté vivo había oído jamás una nota de Vicente Baset.

Cuando Aarón Zapico tuvo en sus manos aquellas partituras y empezó a leerlas, no se lo podía creer. "Ya sé que no hay que hacer comparaciones", se ríe, "pero es que aquello era delicioso. Un español con clara influencia italiana, como todos en su tiempo, que no tenía nada que envidiar a Vivaldi, a Albinoni, a Corelli, a ninguno. Aquel tipo escribió doce sinfonías y conservamos once. Once maravillas que por fin hemos conseguido grabar. Hice pruebas con la orquesta para ver si aguantaba, como yo creía, o si me lo estaba imaginando. Y vaya si aguantaba. Era increíble. Así que decidimos grabarlo. Esa música la tenía que conocer la gente".

En España, no es que le des una patada a una piedra y salga un compositor del siglo XVIII, pero casi. Hay en nuestro país casi 100 catedrales y una infinidad de grandes templos que funcionaban hace dos siglos, o tres, o cuatro. Allí, los maestros de capilla –y no solo ellos– escribían ingentes cantidades de música que se archivaba, o se almacenaba sin más, y se olvidaba.

"¿Por qué se le olvidó? No lo sé. Los españoles siempre hemos tendido a apreciar más lo de fuera"

Británicos, alemanes, franceses, italianos y muchos más han catalogado cuidadosamente su historia musical. Nosotros no. Y hoy es el día en que nadie sabe lo que hay ahí. "Es difícil entrar en los archivos de las catedrales", lamenta Zapico, "la Iglesia suele poner problemas. Y el tesoro que sin duda encierran tiene que ser descomunal. Nosotros llevamos veinte años trabajando para recuperarlo –en los templos, archivos, bibliotecas, donde sea– y hemos encontrado cosas increíbles. Pero no todos los días aparece un Vicente Baset, que era un espléndido violinista y a la vista está que un gran compositor. ¿Por qué se le olvidó? No lo sé. Los españoles siempre hemos tendido a apreciar más lo de fuera que lo que hacemos nosotros".

¿Al público le interesa este tipo de música? "Desde luego que sí", dice Zapico, porque mucha gente lleva años creando un público amante de la música antigua. Ahora hay centros especializados en los que se puede estudiar esta música y aprender sus instrumentos, y eso hace unos cuantos años no existía. Los que se interesan por ella suelen ser gente joven, lo cual sin duda es una garantía de continuidad. Pero faltan apoyos institucionales, a pesar de los resultados. España ha mejorado mucho en su educación musical, pero aún estamos a años luz de otros países».

El disco ha sido patrocinado por el BBVA. ¿Cuánto cuesta grabar una joya como esta? Aarón Zapico sonríe: "Menos de 40.000 euros. No llega". Ese es el precio de recuperar tesoros de nuestra historia. Y habrá a quien le parezca mucho.

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