¿Qué es lo que necesita un hijo de sus padres cuando llega su primer amor? 

Llega de imprevisto y puede que no dure mucho, pero casi con toda seguridad se recordará de por vida. El primer amor de un hijo provoca temor y respeto a casi todos los padres pero lo más importante no es que éste se presente de una forma precoz sino estar preparado con anticipación para este momento y tener el suficiente nivel comunicación con el adolescente para abordar esta nueva situación.

Según un estudio realizado por la Liga Española de la Educación, el 24% de los jóvenes afirma haber tenido su primera pareja con tan solo 12 años. Desde nuestra mirada adulta puede parecernos muy pronto y prejuzgar esta relación como algo poco serio o como un capricho pero desde la perspectiva de nuestros hijos va representar un momento fundamental en su existencia en el que va a aprender lecciones imprescindibles que marcarán su futuro: tanto desde el punto de vista personal y de su autoestima como en la forma de relacionarse con los demás y crear vínculos.

¿Qué es lo que necesita un hijo de sus padres en ese momento? ¡Qué debemos hacer y qué debemos decirle? Los expertos recomiendan tener en cuenta estos puntos:

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- Amor es respeto. La primera relación de un hijo adolescente o preadolescente puede presentarse como un momento ideal para abordar con él que el amor debe ser una cuestión de respeto mutuo, un acto de libertad y que en una pareja no hay que hacer nada que uno no quiera. También debería entender que una vez dentro de una relación hay responsabilizarse de una forma madura de las consecuencias que tendrán cada una de sus decisiones.

- Comunicación. Por supuesto, el tema del sexo es algo que debería haberse tocado previamente y en más de una ocasión. No conviene, por tanto, esperar a que un hijo inicie su primera relación para abordarlo todo de golpe. Sin embargo, este puede ser un excelente momento para hablar de asuntos como: qué entiende nuestro hijo por relación, qué espera de su pareja, qué conductas ve apropiadas o no... Esta es la única manera de testar que sabrá alejarse de una relación tóxica. Aportémosle también todas las herramientas e información para que, llegado el momento, tenga relaciones sexuales seguras.

- Todo con sus normas. El joven debe entender que la llegada del amor a su vida no supone desatender sus obligaciones: debe seguir cumpliendo con sus horarios, con sus objetivos escolares, con las tareas del hogar y, por supuesto, deben pactarse con él las normas de comportamiento cuando esté con su pareja en casa.

- No subestimar sus sentimientos y emociones. Aunque a nosotros nos parezca que es todavía muy joven para vivir plenamente el enamoramiento o que esa relación está abocada al fracaso no debemos subestimar ni su entusiasmo con el primer amor ni la sensación de desazón y tristeza que le invadirán si éste llega a su fin. Todos los jóvenes viven esta etapa con gran intensidad y todavía más las cosas relacionadas con el amor.

- No emitir juicios. Mucho cuidado con los juicios o comentarios negativos que realizamos delante de nuestro hijo sobre su pareja. Funcionan mucho mejor la sutilidad o preguntarles a ellos que opinan sobre determinadas conductas, situaciones o gestos de su novio o novia que no nos han parecido correctas.

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- No fiscalizar ni prohibir la relación. Nos parezca mejor o peor la relación que nuestro hijo ha iniciado es completamente contraproducente prohibir ese noviazgo. Esto solo generará sentimientos negativos, resentimiento hacia los progenitores y les acercará más a esa persona alejándole, a su vez, de los padres.

- Normalizar la relación. Al igual que haríamos con las amistades de nuestro hijo se recomienda conocer a su pareja, dejar que venga a casa para descubrir personalmente cómo es e integrar esa relación en el día a día de la familia con toda normalidad.