Así avanza la segunda ola: estas son las comunidades que están doblando la curva y las que siguen sin tocar techo

Curvas de la segunda ola 22 de septiembre.
Curvas de la segunda ola 22 de septiembre.
20minutos

Desde que hubo suficientes pruebas de que el coronavirus era una amenaza muy seria hay una idea que resume como pocas el objetivo de todos los gestos, políticas y restricciones que se han aplicado hasta el momento: doblegar la curva.

Escudados en ese lema tan gráfico, llegaron el gran confinamiento de marzo, las mascarillas obligatorias o la distancia social y rara es la vez que cuando alguna autoridad desliza la necesidad de aplicar nuevas medidas no alude alude a la dichosa curva. De hecho, hasta que la gráfica no estuvo lo suficientemente plana no se pudo salir de casa en todo el país. 

Ahora que tras la vuelta a una 'normalidad' otoñal -verano y vacaciones mediante-  las curvas han vuelto a levantarse y con ellas el fantasma de las restricciones, repasamos cómo avanza la epidemia en los diferentes territorios y buscamos algunas claves para tratar de entender por qué algunas suben y otras bajan y qué factores hay detrás de los repuntes generalizados.

Una historia que comienza en Aragón y Cataluña

Las primeras alarmas de que algo estaba pasando tras el fin del confinamiento saltaron en Aragón y Cataluña, donde una serie de rebrotes vinculados en inicio a trabajadores temporeros de la fruta a mediados de julio comenzaron a elevar la incidencia en los territorios. La situación empeoró cuando la transmisión comenzó a descontrolarse en zonas urbanas como Zaragoza, Huesca o el área metropolitana de Barcelona.

Ambas comunidades alcanzaron un pico en sus curvas los primeros días de agosto y Cataluña consiguió estabilizar la incidencia, mientras que Aragón la redujo hasta un punto en el que se ha mantenido, con subidas y bajadas hasta ahora, de ahí la forma tan peculiar de su curva.

"Cataluña está en una situación de meseta: subió y se quedó más alto de la cuenta, no sigue subiendo, pero tampoco baja. Básicamente lo que condiciona esta situación es la del área metropolitana de Barcelona porque allí vive buena parte de la población de Cataluña", explica Joan Ramón Villalbí, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas).

En Navarra y País Vasco, donde hubo sonados rebrotes también a mediados de julio, los casos volvieron a crecer de nuevo a mediados de julio, aunque ambas han seguido caminos muy diferentes. Allí fueron sonados los rebrotes del barrio pamplonés de Mendillorri y en varios municipios guipuzcoanos como Ordizia, Zarautz o Eibar.

"Algunas comunidades se saltaron la tercera fase, básicamente Madrid y la zona metropolitana de Barcelona, otras fueron más prudentes y fueron aflojando poquito a poquito. Al cabo de 15 días volvimos a tener más casos y al cabo de 30, a finales de julio, en algunas comunidades las cosas ya se estaban empezando a complicar", recuerda Villalbí.

Llega agosto y los contagios explotan en Madrid 

Con la llegada de agosto la incidencia se disparó de forma generalizada -aunque de forma desigual- en toda España salvo en Cataluña y Aragón. Los contagios se dispararon en Castilla y León y Castilla- La Mancha, pero también lo hicieron en País Vasco, La Rioja, Baleares o Canarias, aunque quizá el caso más llamativo sea el de la Comunidad de Madrid, donde la incidencia saltó de apenas 44 casos por cada 100.000 habitantes el 31 de julio a 464 en tan solo un mes, es decir, se multiplicó por 10. 

Que Madrid llegara a agosto con la quinta tasa de incidencia más elevada del país y las características especiales (alta densidad de población, punto clave en la movilidad nacional) que convierten a la región en el caldo de cultivo para el virus son dos factores que pudieron influir decisivamente para que se disparasen los contactos. Pero no son los únicos.

"De Madrid sabemos que cuando salió del estado de alarma tenía los servicios sanitarios un poco en cuadro, que había hecho contratos temporales para frenar el coronavirus pero no los mantuvo, que no tenía suficiente capacidad de rastreo, parcialmente la externalizó con el servicio de call center de su servicio de Urgencias, pero seguramente esto no acabó de funcionar bien", explica Villalbí. 

¿Qué hace que una curva suba o baje?

Hay decenas de factores que pueden haber influido con más o menos fuerza sobre los datos de contagios, desde las diferentes densidades de población, la movilidad, el turismo estival, la cantidad de test que se realizan, la severidad de las restricciones aplicadas, cómo estén diseñadas y en qué momento se aplicaron, el nivel de cumplimiento de las mismas, la situación de la Atención Primaria, el número de rastreadores... 

"Es multifactorial. No se puede comparar ciudades tan grandes en cuanto a movilidad como Madrid y Barcelona con otras más pequeñas donde es más fácil gestionar y tomar medidas", apunta María Tomás, microbióloga Investigadora del Hospital de La Coruña y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).

Entre algunos de esos factores que pueden haber influido en que las curvas hayan crecido con más fuerza en algunas zonas que en otras, Tomás cita las diferencias entre los sistemas sanitarios autonómicos a todos los niveles, desde la Atención Primaria, los rastreos o la vigilancia epidemiológica. También destaca el comportamiento individual o el nivel de cumplimiento con los mensajes que las CC AA han estado dando a la población.

"En determinadas comunidades autónomas el mensaje ha calado muy bien, aunque ahora nos enfrentamos a una nueva etapa. En dos o tres días pueden explotar los casos", añade. Asimismo, Tomás advierte de 

Solo se ve lo que se detecta

Observar exclusivamente las curvas de casos o incidencias puede llevar a lecturas erróneas sobre cuál es realmente la situación epidemiológica en un territorio. El ejemplo del País Vasco es uno de los más ilustrativos. 

A juzgar por los casos que se detectan y la incidencia en la comunidad podría pensarse que no es precisamente de las regiones que mejor está controlando la epidemia. Sin embargo, cuando se compara el crecimiento de positivos con el de hospitalizaciones y se tiene en cuenta que es la segunda comunidad que más PCR realiza por habitante (duplica la media nacional) la cosa cambia.

En el País Vasco, el número de ingresos en hospital durante los últimos siete días solo representa el 0,3% de los casos detectados en ese mismo período, lo que sugiere que se detectan muchos más asintomáticos que en otras regiones.

En la otra cara de la moneda están casos como el de Canarias, Galicia, Aragón, Comunidad Valenciana y Extremadura, donde los ingresos en hospital en los últimos siete días representan porcentajes superiores al 9% de los positivos detectados en ese mismo periodo de tiempo. Todas estas comunidades a excepción de Aragón están por debajo de la media nacional de PCR realizadas por cada 1.000 habitantes

Joan Ramón Villalbí lo resume a la perfección: "Si se hospitalizan muchos casos es que solo estás viendo los graves y los enfermos y se te están escapando los leves y los asintomáticos. Esto significa que seguramente seguirá creciendo la infección, porque hay mucha gente por ahí infectada que no lo sabe. Y creo que esto es parte del problema donde las cosas van peor". 

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