Concha Velasco, a corazón abierto: "Manolo Escobar y yo nos quisimos, pero fue un amor imposible"

Concha Velasco, actriz
La actriz Concha Velasco.
CEDIDA - Archivo
Concha Velasco, actriz

Está ultimando la obra con la que se despedirá de los escenarios, La habitación de María, cuyo autor es su hijo Manuel. Ha pasado y superado el coronavirus. Ha dicho adiós a Cine de Barrio, programa que llevaba presentando desde hace casi una década. Pero nada de eso, a sus 80 años y habiendo sido desde chica ye-yé hasta gran dama del teatro, le duele en exceso a Concha Velasco, quien tampoco ahora tiene problemas para decir lo que piensa o lo que siente, como nunca los ha tenido.

Excepto en una ocasión: Manolo Escobar. La laureada intérprete se ha sincerado en una entrevista a la revista Lecturas llevada a cabo por una de las colaboradoras estrella de la publicación, Toñi Moreno, que se ha mostrado sorprendentemente alterada ante una de las personas que más admira.

"Tú pregunta lo que quieras, que yo te contestaré lo que me dé la gana", le espeta nada más comenzar Velasco, que sabe que siempre ha ido un paso por delante del resto. Y más, ahora: "Fui por delante de los que querían hablar sobre mi vida porque lo contaba yo primero. Todos los que podrían hablar de mí, están muertos".

Cero pelos en la lengua. De hecho, cuando se le pregunta por ese pequeño piso en San Chinarro en el que vive, que dista bastante de aquellos grandes chalets que compartió con Paco Marsó toda su vida cuando era la actriz española por excelencia, responde: "Es la peor casa que he tenido y donde voy a morir, pero es la verdad, y quiero que la gente lo vea".

Además de que a su edad no es fácil lidiar con un confinamiento y con la pandemia. "Me ha matado", se queja Concha, "tengo problemas de movilidad en las piernas por culpa de la cadera. Me estaban sacando un líquido y tuvimos que parar por el Covid".

Pero a alguien como a ella no se le puede parar con un simple revés de la vida y sabe que volverá a sonreír en cuanto pise las tablas y recite los textos de su hijo. Pero, ¿y si no le hubiese gustado la obra? "Si no me hubiese gustado le hubiese dicho que hiciera algo más fácil o que tengo el coronavirus. Todo menos hacerle daño", dice sacando el instinto maternal.

"De repente he sido consciente de que soy una persona de riesgo y que no tengo posibilidades de recuperación", afirma amargamente sobre su edad, que según ella le ha "caído como un tiro". "Con setenta años me operaron y me lo quitaron todo. Me dijo el médico que todo estaba aquí [en la cabeza] y yo lo entendí a la perfección, así que me lo pasé estupendamente. Pero no como crees ¡eh!... Porque mi vida se acabó con Paco Martínez Socias", señala.

Se refiere a Paco Marsó, su marido desde 1977 hasta su muerte en 2010. "Tras él, no volví a tener ningún novio, ningún amante, nada de nada. No fue un buen marido, y no lo fue nunca pero... el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Yo quería que fuese como no era, y ahí estuvo mi error. Quería que fuese fiel y a él le gustaban mucho las mujeres", reconoce con pesar.

"Todos los que podrían hablar sobre mí están muertos"

Pero Concha Velasco tuvo amores pendientes, amores imposibles, pasiones deseadas que nunca se mateliarizaron. Y la que sobresale de todas ellas tiene nombre y apellidos igual de famosos que los de ella: "¡Manolo Escobar!", responde ante la incredulidad de Toñi Moreno.

"Siempre nos quisimos, pero decidimos que no podía ser. La gente pensaba que éramos pareja, y su mujer lo sabía, porque esas cosas se saben mirando a los ojos, pero nunca pasó nada entre nosotros", termina diciendo Concha Velasco con un poso de melancolía.

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