La dimensión del ajuste de plantilla, la mayor incógnita del nuevo banco

Oficina de Caixabank en L'Hospitalet.
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Oficina de Caixabank en L'Hospitalet.

La fusión de CaixaBank y Bankia, que dará lugar al mayor banco de España, tendrá un impacto sobre el empleo que aún no se ha concretado, aunque se prevé que se produzca el mayor ajuste de personal realizado nunca en el sector bancario español, con una cifra de afectados que podría rondar los 8.000.

Después de que los consejos de administración de las dos entidades dieran luz verde el pasado jueves a la creación del nuevo banco, una de las principales incógnitas que quedan por despejar es la dimensión del recorte de plantilla que conllevará la fusión.

Pese a que el consejero delegado de CaixaBank y hombre fuerte del nuevo banco, Gonzalo Gortázar, consideró ayer que es prematuro abordar esta cuestión ya que aún se tardarán seis meses en definir las posibles duplicidades entre las redes, los sindicatos ya han reclamado que las bajas sean voluntarias y han augurado unas negociaciones duras y complicadas.

Lo cierto es que la reducción de plantilla es un pilar básico del plan de sinergias y del recorte de costes en la nueva CaixaBank, que calcula unos gastos para la reestructuración general de 2.200 millones de euros, de los que una parte irán a pagar el expediente de regulación de empleo (ERE).

Según fuentes del sector, el número de trabajadores afectados por el ERE podría situarse en alrededor de los 8.000 o 7.500, atendiendo a que esta es la cifra aproximada de empleados de los dos bancos fusionados que tienen este año 52 años o más.

Prejubilaciones y fórmulas "creativas"

El recurso a las prejubilaciones, además de las bajas incentivadas, es el preferido por los sindicatos y el que ha sido utilizado preferiblemente por el sector bancario en otros procesos similares ya que es el que crea menos conflictividad laboral.

Sin embargo, Gortázar y el presidente de Bankia y de la nueva CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, han abogado por buscar también otras fórmulas más "creativas" e innovadoras.

Fuentes sindicales de Bankia admiten que puede haber reticencias a recurrir a prácticas del pasado, como la generalización de las jubilaciones anticipadas, ya que choca con las consignas políticas actuales en España, por lo que apuntan a que podrían aplicarse otras medidas como la externalización de servicios.

Las dos entidades bancarias suman juntas unos 51.300 empleados -35.500 de la CaixaBank y 15.800 de Bankia-, aunque la plantilla sobre la que se llevaría a cabo el ERE se reduciría hasta cerca de 44.000, una vez descontados los trabajadores de las filiales del banco catalán.

A priori, los cerca de 7.000 trabajadores de las filiales de CaixaBank (como VidaCaixa y el banco portugués BPI -casi la mitad de ellos-) no tendrían porque entrar en el proceso de regulación de empleo, según señalan los sindicatos de CaixaBank, que apuntan que estas empresas incluso ganarían carga de trabajo ya que tendrían que ofrecer sus servicios a una entidad mayor.

Sin embargo, este extremo tampoco se puede descartar ya que CaixaBank ha llevado a cabo en el pasado algunos ERE en los que ha incluido a trabajadores de las filiales, en concreto a empleados propios que están en delegación de servicio y que son varios centenares.

Un ajuste "de manera pactada"

Con independencia de que la cifra sea ésta o mayor (se han barajado en algunos medios números bastante superiores), los principales sindicatos han exigido garantías para la plantilla.

"La conflictividad laboral es innecesaria. Se puede realizar el ajuste de una manera pactada, basándose en la voluntariedad", ha explicado a Efe el secretario general de servicios bancarios de CCOO en CaixaBank, Ricard Ruiz.

Tanto los máximos directivos de las dos entidades como los sindicatos se han mostrado convencidos de que es posible un acuerdo no traumático, lo que dependerá también de cómo se plantea el calendario de salidas.

El último ajuste de empleo llevado a cabo en CaixaBank fue el vinculado al plan estratégico presentado en 2018, que se efectuó un año más tarde y que supuso la salida de 2.023 trabajadores, con un coste de 978 millones de euros en términos brutos y permitió un ahorro de costes de unos 200 millones al año.

En ese ERE se prejubilaron los empleados a partir de los 55 años y se pagó alrededor del 57 % del sueldo bruto cada año.

Antes de ese, la entidad presidida por Jordi Gual acometió otras regulaciones de empleo en 2013 y 2015, además de llevar a cabo prejubilaciones periódicas.

Desde Bankia, los sindicatos recuerdan que esta entidad protagonizó en 2013 el ERE más importante que ha vivido hasta ahora el sector bancario español (que será superado muy probablemente por el de la nueva CaixaBank), ya que salieron 4.500 trabajadores de toda España, la gran mayoría con prejubilaciones.

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