Ozon adapta 'Dance on my grave' de Aidam Chambers desde la "dulzura" y con la "nostalgia" de los años 80

El cineasta François Ozon no ha podido asistir al 68 Festival Internacional de Cine de San Sebastián, al haber tenido contacto con un positivo en covid-19, para presentar 'Été 85' su adaptación libre de la novela 'Dance on my grave' (Baila en mi tumba) de Aidam Chambers, que leyó en su adolescencia, desde la "distancia" de su madurez, con "más dulzura" y la "nostalgia" de los años 80 en la que ambienta su película.

Ozon (Paris, 1969) ha comparecido en 'streaming' en el Festival de San Sebastián, al igual que uno de los protagonistas de su filme, Félix Lefebvre, que no han podido acompañar al coprotagonista Benjamin Voisin en la rueda de prensa. Éste ha tenido un pequeño percance en la pierna en el photocall previo al posar.

El cineasta francés, que vuelve al Festival de San Sebastián donde ganó la Concha de Oro y el Premio del Jurado al Mejor Guión por 'Dans la maison' (En la casa) en 2012 y que iba a presentar este filme en el último festival de Cannes cancelado por el covid-19, ha explicado que leyó el libro de Chambers en 1985, lo que le ha llevado a situar la acción de la película en esa época aunque su verano realmente fue "el del 84", y le "conmovió".

Además, ha confesado que tras su última película "tenía ganas de regresar a algo más ligero". Según ha relatado, releyó el libro y le "sorprendió", porque tiene relación con muchos temas que ha abordado en otras películas. "Creí que era momento de hacer la adaptación", ha afirmado.

Ozon ha puntualizado que, en realidad, siempre pensó que habría que adaptar al cine esa obra pero él necesitaba "distancia". "Al volverlo leer dije tengo más de 50 años, mi adolescencia está lejos, he tomado distancia", ha explicado.

Además, ha señalado que ese tiempo transcurrido ha aportado "más dulzura" a su película, ya que, de lo contrario probablemente habría sido "más violenta". También "nostalgia", ha señalado. En este sentido, ha apuntado que, en estos momentos de pandemia por covid-19, "podemos sentir quizás también como si esa época de los 80 fuera bendita, podíamos vivir la juventud, disfrutar y besarnos, vivir de otra manera".

Sobre la música de la película, ha señalado que ha recurrido a la banda sonora de su adolescencia, con grupos como The Cure o también Rod Stewart. "Ha sido un placer volver a ese periodo y utilizar todos esos fragmentos de música que generan tanta nostalgia", ha incidido.

Ozon también ha explicado que algo que le gustó de la obra de Chambers fue que "no problematizaba la homosexualidad" únicamente contaba una "historia de amor, confrontando dos concepciones de la relación amorosa". "Me conmovió", ha reiterado, para añadir que en aquellos años normalmente era diferente y "las representaciones en la homosexualidad eran muy negativas, dolorosas, vinculadas a la culpabilidad, empezó a llegar el sida, representaba un problema".

Al igual que esa contraposición en la forma de entender el amor, la novela también habla "de dos concepciones de la muerte, para Alex tiene fascinación por la muerte, es algo abstracto, David si se ha enfrentado a la muerte, por eso su visión del mundo es tan diferente", ha apuntado.

Preguntado por el hecho de que no aparezcan en pantalla escenas de sexo explícito entre los dos protagonistas, Ozon ha explicado que fue una decisión "muy consciente".

"CERRAR LA PUERTA"

Según ha indicado, en un principio se planteó que no fuera así, y grabó con los actores "una escena de kamasutra gay". "Cuando lo veíamos en el montaje nos moríamos de la risa pero no encajaba con la historia porque se cuenta desde el punto de vista de Alex, una persona muy sentimental, si la hubiéramos contado desde el punto de vista de David sí", ha señalado, para incidir en que "había que cerrar la puerta para que el espectador sólo imaginara".

Por su parte, Voisin ha explicado que la química con su compañero de pantalla surgió "de forma bastante espontánea" cuando los dos actores se conocieron. "Hemos pasado mucho tiempo conociéndonos como actores y como personas, cuanta más intimidad hubiera entre nosotros, la habría entre los personajes", ha señalado.

Además, ha apuntado que, aunque la película se contextualice en los 80, querían ser "contemporáneos a la hora de interpretar, sentirnos en 2020" y ha opinado que "es lo interesante ver cómo se juntan esos dos universos para hacer una película atemporal".

Lefebvre también ha puesto en valor la "complicidad" con su compañero de reparto. "Se vio enseguida que teníamos ganas de trabajar juntos", ha apuntado y ha esperado poder volver a trabajar juntos en un futuro. También ha destacado que ésta es "una historia contemporánea y universal que podría tener lugar hoy mismo, la historia y los personajes seguirían siendo los mismos".

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