A esto hay que añadir lo que se le paga al agente de la Guàrdia Urbana que pone la multa: 36,25 euros, la hora diurna, y 39,37 euros, la nocturna o la festiva. En total, la retirada del vehículo cuesta entre 74,32 i 81,23 euros. El resto, entre 52 y 60 euros, van a parar a las arcas municipales. La grúa cuesta en Barcelona 133,90 euros, siendo una de las más caras del Estado.
El presidente del grupo municipal del Partit Popular, Alberto Fernández Díaz recordó ayer al alcalde Joan Clos que «las tasas han de responder al coste real del servicio y no deben tener fines recaudatorios». El líder popular considera que en esta práctica «podría apreciarse ilegalidad» al vulnerar el artículo 24.2 de la Ley 2/2004.
El año pasado, el Ajuntament obtuvo 1,7 millones de beneficio con la recaudación de la grúa y de los cepos. En total, ingresó 21 millones por este concepto después de aumentar un 25% el precio de esta tasa respecto a lo que valía en el año 2003.
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