Ha pasado una semana y aún no se lo cree del todo. El bailaor sevillano Javier Barón ha sido nombrado Premio Nacional de Danza 2008 «por su aportación al flamenco desde la danza española, y por su dedicación a la investigación de estéticas en el flamenco». En la pasada Bienal de Flamenco presentó su nuevo espectáculo, Dos voces para un baile.

¿Qué supone este premio?

Es el premio Nº1. Lo máximo que se puede dar en la danza. Te respalda mucho, te motiva a hacer nuevos proyectos.

¿A quién lo dedica?

A todos mis maestros. He tenido tantos que no te puedo dar nombres... sería injusto.

¿Cómo empezó a bailar?

Por Don Antonio, un profesor del colegio, que era muy aficionado al flamenco. En una obra de teatro de un fin de año me puso a bailar sevillanas (risas). Tenía seis años.

¿Ahí descubrió que quería ser bailaor?

No, por entonces no tenía todavía muy claro si esto me gustaba o no. Para mi el flamenco empezó siendo como un juego. Mis padres eran de clase humilde, así que mi único juguete fueron una botas con las que taconeaba.

Empecé en Sevilla con el maestro Antonio Zarandilla.

¿Le costó arrancar?

Todo fue gracias a mi tío Manolo. Se fue a Madrid para ser novillero y le dijo a mis padres que yo tenía que estudiar baile allí. Me llevó con 11 años. Él fue mi guía en Madrid. Era un santo.

¿Sus mejores años?

Mis cuatro años con el Ballet Nacional fueron inolvidables. Aprendí muchísimo.

El mejor consejo...

Antonio Gades me dijo una vez que tuviera humildad, que las cosas llegarían.

¿Cómo es Javier Barón en su compañía propia? Muy exigente. Me exijo mucho a mi y a mi gente. Yo trabajo con seriedad, disciplina y con la verdad por delante.

Le gusta investigar en el flamenco...

Sí, me gustar poner en escena ideas de un cierto riesgo. Meter músicas de otras culturas, algo de teatro.

BIO_ Francisco J. Álvarez Rico. 43 años. Sevillano. Vive en Alcalá de Guadaíra. Le encanta el jazz e ir al campo con sus amigos toreros.

MÁS NOTICIAS DE SEVILLA