A Álex, de dos años, le dura poco el llanto a su llegada a la guardería. Pronto se lanza a los brazos de su maestra, que le espera en la puerta, y se le ilumina la cara. Al contrario de lo que ocurría antes de la pandemia, Antonia Tomé, su mamá, no puede entrar en el recinto. Así lo establece el protocolo contra el coronavirus. Minutos más tarde llega Guillermo, de seis. Se quita los zapatos y entra a reunirse con sus compañeros después de que otra profesora le eche gel hidroalcohólico en las manos y le tome la temperatura. A penas se gira para despedirse de su padre, Gabriel Ponga, que se queda fuera. "Vienen muy contentos", afirma el hombre, que también ha dejado en el centro a su hija Cristina, cuatro años menor.

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Escenas como estas llevan repitiéndose en la escuela infantil Kind For Kids desde julio. Este centro privado, situado en el distrito madrileño de Ciudad Lineal, abrió sus puertas en la fase 3 de la desescalada y no ha cerrado en todo el verano, pero en líneas generales es esta semana cuando la educación para los más pequeños arranca en todo el país, convirtiéndose en la primera prueba de fuego de un curso marcado por la Covid-19 y por nuevas normas.

Muchas escuelas abrieron este martes coincidiendo con el inicio del mes de septiembre. En la gran mayoría de las comunidades se trata de las instalaciones privadas, aunque en Andalucía lo han hecho también las públicas. El resto se irán poniendo en marcha en los próximos días. En Madrid por ejemplo el viernes lo harán las que dependen del Gobierno autonómico y el lunes, las municipales, día en el que también empezarán las de la Comunidad Valenciana. La Generalitat catalana por su parte esperará una semana más para la vuelta a las aulas.

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Este regreso está marcado por una menor ocupación. La Coordinadora de Escuelas Infantiles de Andalucía (CEI-A) estima en un 7,7% la caída en las matriculaciones del primer ciclo en los centros andaluces sostenidos con fondos públicos. En la Comunidad Valenciana, la Asociación de Centros de Educación Infantil (Aediv-Acade) eleva su desplome al 50%. "Ahora tendremos unos 90 niños, en torno a un 35% menos de lo normal. Ha habido algunas bajas pero definitivas no tantas. Nos han llamado padres para decirnos sobre todo que van a ver cómo va septiembre y que se incorporarían un poco más tarde", comparte Susana Simón, una de las dos directoras de Kind For Kids. Sus alumnos habituales tienen de cero a tres años pero estas semanas cuentan con un servicio de campamento para niños hasta los siete.

A las puertas de la escuela, los padres consultados resaltan que su situación, laboral y personal, les aboca a tener que recurrir a la guardería. "El problema que tenemos es que nos manden a los niños a casa porque va a ser muy complicado de gestionar. Hay gente que puede teletrabajar, entre comillas, porque hacerlo con ellos es difícil, pero yo soy fotógrafo y no puedo", apunta Gabriel, que coincide con el resto en lo vital que es además para los chavales poder socializar. "Vino en julio, después del confinamiento, y se lo pasó en grande. Ahora, tras unas vacaciones en las que hemos salido un poco más, no tenía tantas ganas de volver, pero en general está muy contento de ver a sus amigos, de jugar", agrega Antonia sobre Álex.

Cuando hablan de Educación, a la escuela infantil le dedican una línea y nosotros somos fundamentales

A Adolfo Fernández tampoco le "queda otra" que traer a sus hijos pero se muestra "tranquilo": "Han creado grupos burbuja, tienen un calzado específico para dentro, les lavan mucho las manos... y si algún niño tiene algún síntoma lo manda para casa". La indicación es que a todo el que presente fiebre se le realice una PCR y hasta el momento ninguno ha dado positivo en coronavirus.

Igual que el resto de progenitores, Adolfo alaba las medidas adoptadas por este centro pero sí se muestra preocupado por cuando tenga que llevar a los niños al colegio el día 8. Rodrigo, de tres años, se estrena este curso y Jimena, de cinco, pasa a tercero de Infantil. "Esta guardería lo ha hecho fenomenal. El problema son los colegios", añade Alba López, madre de Lucas, de cuatro años, y Federico, de dos.

La directora de la escuela destaca que las pautas enviadas por las autoridades han sido muy genéricas, "ha habido mucha improvisación y no han sido muy claras". "El protocolo es muy general y nosotros hemos tenido que ir al detalle. Se han hecho las cosas muy tarde. Cuando hablan de Educación, a la escuela infantil le dedican una línea y somos fundamentales. Tendrían que dedicarle más tiempo a la etapa de cero a tres", lamenta Susana, antes de terminar resaltando que son años clave: "Los padres dejan en nuestras manos lo más importante de su vida en un momento muy delicado porque los niños son muy pequeños".