Con la crisis, hasta la dulce Navidad puede amargarte el buen rollo en familia

  • Los ataques e melancolía son frecuentes en estas fechas.
  • Además, los gastos de estas fechas dejan apuradas a muchas familias.
  • Los problemas económicos pueden desenterrar viejas rencillas familiares.
  • Algunos expertos recomiendan quedarse en casa antes que ir a cenas con demasiada tensión.
La crisis puede indigestar muchas cenas, y no por la comida.
La crisis puede indigestar muchas cenas, y no por la comida.
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La crisis puede indigestar muchas cenas, y no por la comida.

Pensar en Navidad equivale a gastos extra en el hogar y encuentros familiares, y la crisis económica puede aumentar las emociones negativas y agudizar las rivalidades y envidias con los más cercanos. No en vano, estas fiestas despiertan sentimientos de tristeza en un 80% de las personas que las celebran en familia.

"La Navidad por sí sola no genera rechazo alguno", asegura el psiquiatra Norberto Mascaró, experto en terapia familiar, "pero sí es cierto que las ausencias o el recuerdo de episodios conflictivos anteriores despiertan ese sentimiento" en tantas personas, según estimaciones de diversos estudios.

Y en esta realidad, la incertidumbre económica puede unir o ser una amenaza para convertir estas fechas en foco de discordia.

La melancolía que sufre mucha gente tiene que ver con su situación vital, que se exacerba en fechas claves

Según un sondeo del CIS sobre sentimientos y comportamientos ante la Navidad, son más las personas que asocian este período con un "incremento de los gastos" que los que citan "ilusión para los niños", "diversión, cenas, reuniones con amigos" o "fiesta familiar".

Entre los encuestados, un 44% acostumbra a cenar en Nochebuena en casa con más familiares, un 22,4% en el domicilio de sus padres o de sus suegros y sólo un 4%, en la soledad de su vivienda. El resto acude a casa de los hijos, los amigos u otros parientes.

Sin embargo, la pérdida de nivel económico, según los expertos, genera tristeza, y además hay otros colectivos, inmigrantes, ancianos, separados,... a los que la soledad, las ausencias o los conflictos de pareja hacen vulnerables.

"Ese malestar, esa tristeza o la sensación de melancolía que tienen muchas personas tiene que ver con su situación vital, que se exacerba en fechas claves", explica María Jesús Cerecedo, coordinadora de Salud Mental de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc).

Todo parece feliz, lleno de luces, y tú eres el bicho raro que tiene dificultades

"Todo parece fácil, lleno de luces, y tu vida puede no ser así. Tienes un sueldo bajo, una hipoteca, problemas de familia, de vivienda, de relación, estás lejos de casa... esa parte parece que no existe y eres el bicho raro que tiene dificultades", añade.

Nadie es ajeno a esa situación, afirma el psiquiatra Norberto Mascaró. Pero "compartir la adversidad con la familia es sólo recomendable cuando está bien estructurada y mantiene estrechos lazos afectivos".

En ese caso, "la crisis une", opina este psiquiatra de Avances Médicos. Pero si hay tensiones anteriores, "la crisis agudiza las rivalidades y envidias que pueden estallar en los encuentros familiares propios de estas fechas".

Puede ser "la mecha que enciende la pólvora" cuando existen roces, desencanto o desigualdades en lo personal y lo laboral entre unos y otros. El efecto desinhibidor del alcohol contribuye a agravar esas cuestiones.

En situaciones extremas, si se intuye que puede haber disputas, -recomienda Mascaró- es preferible cambiar el modo de celebración: "Más vale renunciar a una fiesta que acabar en el hospital, en comisaría, o sin hablarte el resto de tus días".

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