Las servilletas de bar, la otra víctima que el Covid deja en la hostelería: "De hacer 8.900 al mes... hemos pasado a cero"

Imagen de la terraza de un bar durante la nueva normalidad.
Imagen de la terraza de un bar durante la nueva normalidad.
EFE
Imagen de la terraza de un bar durante la nueva normalidad.

Las medidas antiCovid del Gobierno central y las autonomías pensadas para esta nueva normalidad han traído consigo las quejas y los gritos de auxilio de muchos sectores, entre ellos los de la hostelería. Son muchas las personas que se han visto en jaque con las nuevas restricciones.

Según datos de la Seguridad Social el número de trabajadores en hostelería ha descendido un 17,4%, con una pérdida de más de 300.000 empleados menos. Es por ello que decenas de personas del sector de la hostelería se han manifestado este martes frente al Ayuntamiento de Madrid para reclamar ayudas ante la situación crítica. 

El recelo creado entre la clientela no solo afecta a los bares. El miedo a pedir y utilizar los servilleteros, vinagreras o palillos ha afectado a las compañías dedicadas a estos productos, como en el caso de Manipulados del Suroeste una empresa sevillana dedicada la producción de las servilletas, que está formada por cuatro trabajadores, los cuales se encuentran acogidos a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) desde marzo.

“Antes de la pandemia fabricaba cerca de 9.800 servilletas diarias” y destaca “hemos pasado a cero”. 

Borges además explica que su sector no es el único que se ve afectado ante esto “yo trabajo con distribuidores en Cádiz, Huelva, Málaga, por toda Andalucía y fuera también, tengo en Madrid, Valencia, Las Canarias…Vendemos para los distribuidores”.

“Si no hay servilletas los distribuidores tendrían que rebajar plantilla, no es solo los cuatro que somos aquí, hay más gente sufriendo por esto.”

La gerente manifiesta que trabajan con toda la maquinaria necesaria para cumplir las normas de higiene, por lo que no existe riesgo alguno para el cliente “como operario no necesito tocar la servilleta hasta el último tramo de la fabricación, la servilleta llega hasta la caja sin que la toque nadie”. Además, declara que es un sector sano, un producto que no contamina, “al igual que se limpia una silla o una mesa se puede limpiar un dispensador de servilletas”.

El diseño de solapa del servilletero permite coger la servilleta y no tocar la de atrás, esta se queda intacta. Sin embargo, cuando se pide a un camarero, la servilleta pasa por más manos hasta que llega a la mesa.

"No es solo los cuatro que somos aquí, hay más gente sufriendo por esto.”

El comienzo de la pandemia les sorprendió con todo el stock preparado “para distribuir para Semana Santa y para la feria, tengo todo almacenado. El gasto de la materia prima, lo he tenido que pagar yo”. Sin embargo, Borges muestra cierta positividad frente al fin de la temporada alta e indica que pese al bajón que normalmente sufre su sector en los meses de noviembre, diciembre y enero “si la hostelería se pone a trabajar con las servilletas nuevamente, el bajón se aguanta mejor que esto”.

La gerente de Manipulaciones Suroeste pide reflexión y que se pueda dar visibilidad a los productos, que como las servilletas puedan quedar apartados a un segundo plano, además insiste en que "hace 70 días que el producto está liberado para la hostelería".

“Si hay un bar abierto que tenga un servilletero puesto, tenemos el derecho a seguir funcionando”.

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