Tras conocer que podría haber un punto de venta de drogas en la peluquería, los agentes entraron al establecimiento, donde se encontraba en ese momento el dueño del local, quien manifestó a los policías que allí no había sustancia estupefaciente alguna.
Sin embargo, uno de los guías caninos que acudieron al registro marcó "de forma insistente e inequívoca" hacia la columna del bloque de lavado de pelo. Fue precisamente en ese lugar marcado por el perro donde después de desmontar una tapa metálica, los policías hallaron un total de más de 150 gramos de hachís dispuestos en barritas para su venta y 12 papelinas de cocaína. En otros lugares del local se encontraron varios teléfonos móviles, dinero y varios proyectiles detonadores.
Los agentes detuvieron al propietario del local, que fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción en funciones de guardia, y puesto en libertad con cargos a la espera de juicio.
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