La joven acusada de la muerte del niño tetraplégico de 8 años al que cuidaba en Sevilla utilizó su derecho a la última palabra en el juicio para asegurar que está arrepentida de lo ocurrido y expresar su confianza en que los padres puedan perdonarla alguna vez.
El juicio quedó visto para veredicto en la noche del martes, tras los informes finales en los que la Fiscalía rebajó su petición de condena de diez a dos años de cárcel, al retirar su anterior calificación de los hechos como homicidio voluntario y dejarlo en homicidio por imprudencia grave.
En su informe, el fiscal hizo al jurado popular un relato pormenorizado de las 46 horas en las que el niño paralítico se quedó solo en su casa, en agosto de 2006, y las múltiples ocasiones en las que la niñera, I.C.C. pudo hablar con alguien o pedir ayuda para conseguir que le abrieran la vivienda, tras perder las llaves.
El fiscal expuso al jurado sus dudas de que el "estrechamiento del campo de conciencia" que sufrió la joven, según un informe psiquiátrico, pudiera prolongase durante casi dos días y anulase de tal manera su capacidad de juicio como para no pedir ayuda a nadie.
Los padres del niño piden 10 años
Por su parte, la acusación particular que ejercen los padres del menor mantuvo su petición de diez años de cárcel por homicidio voluntario y destacó que la acusada estuvo bailando en una discoteca y pasó las dos noches con amigos.
La defensa de la joven pidió la absolución aunque admitió una posible condena por una imprudencia leve con las eximentes de trastorno mental y miedo insuperable.
El juez que ha presidido el caso ha citado al jurado mañana para entregarle el objeto del veredicto, sobre el que previsiblemente se pronunciará el viernes, según las fuentes.
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