Pescadores, esenciales y en riesgo por la Covid: "No podíamos mantener la distancia y nos hacían salir al mar"

Pescadores en el barco del que José Manuel es patrón durante el turno de noche.
Pescadores en el barco durante el turno de noche.
Hugo Fernández
Pescadores en el barco del que José Manuel es patrón durante el turno de noche.

La pesca es una profesión con una extraña rutina y una particular dureza. Subir al barco, lanzarse al mar durante muchas horas y esperar no volver con las manos vacías. Durante el confinamiento, fue declarada como actividad esencial, así que los pescadores siguieron realizando su trabajo, y, como en tantos otros casos, lo hicieron sin poder acceder al material de protección adecuado. "No nos mandaron EPI y era imposible encontrar hasta guantes”, cuenta José Manuel Juárez, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Barcelona.

“En el barco intentábamos mantener la distancia y, en las subastas en el puerto, dejábamos al 50% de la plantilla y se iban turnando. El objetivo era estar el menor tiempo posible en contacto”, asegura.

En cuanto a la protección, cabe recordar que, durante la jornada, es habitual empaparse, así que debe ser de ciertas características. “Tuvimos muchos problemas y mucha desinformación. No había un protocolo ni material. Algunas de las empresas que nos proporcionan la ropa de agua nos hicieron mascarillas”, relata.

Parte del género recogido tras un día de pesca en Barcelona.
Parte del género recogido tras un día de pesca en Barcelona.
Hugo Fernández

Aunque trabajan al aire libre, van muy juntos y eso, explica, les preocupaba mucho: ”Ya hubo quien, el día 8 de marzo, antes del estado de alarma, estaba parado. Era imposible mantener la distancia y nos hacían salir al mar. Las embarcaciones estábamos arriesgando en exceso”.

Además de la falta de protección física, José Manuel asegura que las empresas y las cofradías no han recibido ayudas. El pasado sábado celebraron una asamblea en la que concluyeron que este año, en comparación con el anterior, han facturado 1.700.000 euros menos, principalmente a causa de la pandemia.

“No hay relevo generacional en la mano de obra”

Para José Manuel, cada día “es como una excursión, aventura pura y dura”, sin embargo, los jóvenes no quieren dedicarse a ello. “Hay algunos que patronean barcos, pero el relevo generacional está muy estancado y es muy complicado encontrar mano de obra local”, cuenta.

“En el turno de noche, sales de casa sobre las 20h o 21h, vas al barco, lo preparas y, cuando el patrón decide salir, navegas. Si das con un banco de peces, tiras la red, y, entonces, toca clasificarlo y meterlo en cajas con hielo, pero no siempre das con ellos”, relata.

Tras 12 horas de trabajo entre agua y escamas, llegan a tierra y se produce la subasta del pescado. “Si hay buen precio, cobras medianamente bien, si no, cobras poco o nada”, señala José Manuel. En su caso, en muchas ocasiones cuentan con Mercadona como cliente, con cuyos precios es difícil que otros compradores más pequeños puedan competir.

El pescado clasificado y guardado en cajas con hielo para su conservación y venta.
El pescado clasificado y guardado en cajas con hielo para su conservación y venta.
Hugo Fernández

"Antes, el precio del pescado iba bajando si tardaba en venderse, pero ahora, con la tecnología, no tiene por qué. A veces en otro puerto no ha habido cierto pescado, te llaman y aquí empieza a subir el precio. El mismo oficio te va enseñando la dinámica", explica.

José Manuel señala que la mayoría de las empresas que se dedican a la pesca son familiares y que, aunque lo normal siempre ha sido que la profesión traspase de generación en generación, ahora ni siquiera los herederos quieren continuar con el negocio. “Antes empezabas con cierta edad y al final el mar te atrapaba, pero ahora las cosas son diferentes".

Estas empresas se organizan en cofradías, que son corporaciones que actúan como órganos de consulta y colaboración. José Manuel es el patrón mayor de la de Barcelona. “Las cofradías se crearon en su día para tener una reglamentación. Eran de índole social, ayudaban a las familias que tenían problemas o a las mujeres que se quedaban viudas. Hacían estas labores cuando no existían ciertas ayudas”, cuenta.

Ahora, las empresas pagan un porcentaje de la venta a la cofradía y, el día que no se vende, éstas dan el mismo servicio. “Lo asumimos como comunidad. Hoy por mí, mañana por ti”, apunta José Manuel.

En el caso de la Cofradía de Barcelona, además de dar servicio a los pescadores de la zona, tienen otros proyectos, como el de traer residuos del mar a tierra, que, según José Manuel, lleva en marcha más de 20 años. También cuentan con su propia marca, 'Peix de la Barceloneta', y con el distintivo Q (de calidad) en el pescado azul.

José Manuel en el puerto de Barcelona.
José Manuel Juárez en el puerto de Barcelona.
Hugo Fernández
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