Marta Etura, ante el final de la 'Trilogía del Baztán': "Lo paranormal no me da cosita"

  • La actriz protagoniza 'Ofrenda a la tormenta' la película de Netflix que pone punto final a la saga basada en las novelas de Dolores Redondo. 
La actriz Marta Etura, en una imagen de archivo.
La actriz Marta Etura, en una imagen de archivo.
GTRES
La actriz Marta Etura, en una imagen de archivo.

Una inspectora de policía con un pasado convulso, un horrible crimen y un lluvioso valle donde lo paranormal campa a sus anchas. Y, por fin, todas las piezas encajarán. Ofrenda a la tormenta (ya disponible bajo demanda) es la película de Netflix que cierra la Trilogía del Baztán, una saga basada en las novelas de Dolores Redondo y que protagoniza Marta Etura, que da vida a la inspectora Amaia Salazar, absoluta protagonista de la historia.

¿Cómo describiría el final de esta trilogía? Es como una tragedia griega, porque pasan un montón de cosas. Es un final apoteósico, se desvelan todas esas dudas con las que se queda el espectador y todas las cosas que quedaban por resolver encuentran por fin la luz. A nivel trama policial encontramos el porqué de todo y acaban encajando las piezas. Y esa trama está vinculada a Amaia y a su vida, así que también se desvelan sus secretos.

Destaca mucho esta serie por ese ambiente opresivo de la serie con el que logran atrapar al espectador… La trilogía es un fiel reflejo de las novelas y éstas están ambientadas en el valle del Baztán, en la magia oscura de este valle. Es un lugar donde suele estar nublado, donde siempre llueve, donde las circunstancias climatológicas hicieron que se creara una mitología que hablaba de seres malignos y otros menos.

Y no sólo seres mitológicos, ¿verdad? Es una serie que además trata un hecho real, que fue la existencia de una secta terrible donde sacrificaban a bebés. Así que la historia tiene mucho de oscuro y las películas son un fiel reflejo de eso.

¿Cómo fue rodar con ese clima? ¿Tuvieron que falsear las condiciones? No, no, era lluvia de verdad. La lluvia en el cine se necesita muy abundante para que se vea a través de la cámara. Así que estuvimos pasados por agua muchos días. Pero no fue terrible porque íbamos muy mentalizados. Estábamos contando una historia que sucede en un valle en el que llueve mucho y ese tipo de atmósferas son ideales para los thriller. En Seven llueven los siete días menos el último, por ejemplo. El valle de Baztán y la climatología eran un personaje más de la serie.

Grabáis in situ y os alojáis allí, ¿es difícil sacarse el personaje de encima? Rodamos la segunda y la tercera película a la vez, así que fue una dimensión de trabajo enorme. Si una película como esta como protagonista, en la que Amaia está en todas y cada una de las secuencias de la película, ya es un trabajo muy grande, hacer dos era enorme. Así que honestamente yo llegaba a la casa y tenía justo ocho horas para dormir. Yo me tiraba en la cama, me desmayaba y a la mañana siguiente me despertaba para enfrentarme a otros retos. No me daba tiempo de llevarme nada a casa.

Tráiler de 'Ofrenda a la tormenta', la tercera y última parte de la Trilogía del Baztán.

¿Tiene alguna técnica para llevar bien el hilo, ya que no se graba cronológicamente? Eso requiere un trabajo previo muy a fondo. Estuvimos dos meses antes de empezar a rodar con un trabajo de mesa muy a fondo y meticuloso, porque esa era una de las mayores dificultades, tener claro el recorrido emocional del personaje. Porque si no una vez que te metes en la vorágine del rodaje y sobre todo en exteriores, donde la concentración es más difícil, es muy complejo. O tenías muy claro dónde estaba esta mujer en cada momento o hubiese sido imposible.

¿Actuar es más difícil de lo que parece? Es un trabajo más complejo de lo que creo que alguna gente puede pensar. La gente ve el resultado, pero detrás de una película hay mucho trabajo. A veces se ve el glamour, pero el glamour es un uno por ciento del trabajo que hacemos. Es cosa del día del estreno, que te pones el vestido el tacón y pasas por la alfombra roja y muestras el trabajo que has hecho. Detrás hay seis meses de rodaje, catorce horas al día y dos meses de preparación. Eso yo, porque Fernando [Fernando González Molina] lleva años.

Se trabaja con cosas intangibles, ¿no es así? Es un trabajo emocional, en el que usas tus emociones y psicológicamente a mi me resulta apasionante. Es un trabajo y supongo que hay gente que sí es consciente. Es un trabajo que requiere conocer la conducta humana para saber cómo se comporta el ser humano, para saber por qué un personaje actúa como actúa y entenderle y meterte en su piel y defenderlo. Llevo 20 años en la profesión y cada vez me doy cuenta de lo duro que es. Pero me apasiona y me encanta.

¿Y cómo lleva esa parte de relumbrón y alfombra roja? ¿Le gusta? Me gusta en su justa medida. Cuando te has pegado un currazo está bien llegar un día y estrenar la película y celebrar ese trabajo. Es la celebración del final de un curro y hace ilusión. De repente te pones el tacón y te vistes guapa y celebras que llega a la gente, para eso lo hacemos, para contar historias que conmuevan a la gente, para hacerles pensar, para que pasen un buen o un mal rato, para sacudir un poco las emociones.

¿Le da reparo esto de lo paranormal, la leyenda del valle, etc? No me da cosita porque tampoco entro en ello. Es un mundo en el que no entro. No soy muy esotérica. Son creencias y no soy muy de creer en ellas, aunque las respeto. En el norte de España la mitología es muy común y Navarra es uno de los pocos sitios del mundo donde conviven de manera amable la mitología y la religión. Yo soy bastante agnóstica.

Muchos estrenos de cine han tenido que retrasarse por el coronavirus, ¿Emitir en Netflix da seguridad? Ahora mismo estrenar en Netflix es lo mejor porque para nuestra desgracia hay cines que no pueden abrirse, otros que tienen un aforo muy pequeño… y a mi me da muchísimo dolor, porque soy una apasionada del cine, me encanta ver las películas en las salas. No hay color entre una pantalla de cine y la tele de tu casa para ver una película. Pero a la vez las plataformas me parecen maravillosas, porque gracias a ellas lo que hacemos aquí se puede ver en el mundo entero y eso antes era impensable. Que una película hecha aquí se vea en todo el mundo es un regalo. Poder hacer una película y que la vea el mundo entero es un regalo, porque para eso contamos historias, para que todo el mundo las vea. Me da una pena enorme no hacer un extremo en cine, pero no ha podido ser. Nos adaptaremos.

Cuando se adapta una novela y se es la protagonista, ¿es mejor haber leído la novela o no? Depende, es muy personal. A mí Fernando me dijo que prefería que me centrara en el guion, algo en lo que estoy de acuerdo. Las novelas de Dolores Redondo tienen 600 páginas y la cantidad de información que hay en la novela es imposible que aparezca en la película, que va a durar como mucho dos horas o dos horas y cuarto. Hay que quedarse con la esencia y un guion como mucho tiene 130 páginas. Con lo cual, es interesante basarte en el guion que es lo que vas a rodar. Pero lo bueno es que el guion mantenía totalmente la esencia de la trilogía y de Amaia, así que en ningún momento me hizo falta recurrir a la novela porque me hiciera falta algo, pero sí que en algún momento le hice alguna pregunta a Dolores, porque ella es la que creó al personaje y su información sumaba.

¿Qué escena ha sido la más complicada de rodar? El final de la película. No puedo hablar mucho por no hacer spoiler, pero la última escena, la de la cripta, fue la más difícil. Es muy difícil interpretar que te están cayendo todas las fichas sin decir una palabra. Es una escena donde ella se da cuenta de todo lo que ha pasado y apenas dice nada.

¿Cómo es para Marta Etura grabar la última escena, el final del rodaje, el último corten? Con mucha pena de abandonar un proyecto tan intenso con el que estás tan emocionalmente vinculada. También con ganas, porque fue agotador y quería descansar un poco.

¿Se queda con algo de los rodajes? Cuando tengo un personaje tan importante como es del de Amaia Salazar me suelo quedar con la claqueta, me hace mucha ilusión. Tengo la de La vida que te espera, que también fue un personaje muy importante y la de la trilogía entera. Y si no, me encanta quedarme con algo del personaje, algo de ropa o de su casa.

Mola vacilar con eso cuando vienen las visitas, ¿no? (Risas) Sí, siempre me dicen ‘anda, qué lámpara más bonita’ y siempre les digo que es de Mientras Duermes. Depende del personaje. De AzulOscuroCasiNegro me quedé con una falda de ella. Y luego te la pones y es como si tuvieras un trocito de ella.

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