Paz Vega participa en la película The Spirit, un filme de Frank Miller basado en el cómic homónimo, que cuenta las aventuras un mítico detective enmascarado, creado por Will Eisner en los años 40.
¿Cómo le llego el proyecto?
En un rodaje en Connecticut. Mi agente me lo envió, diciéndome que era algo secreto. Tenía que contestar esa misma noche: no me lo tuve que pensar mucho, por la gente que participaba y porque me encantó el guión.
¿Conocía el cómic?
Sabía que existía, pero no lo había leído. Nunca he sido muy aficionada al cómic. Cuando leí The Spirit, me sorprendió que fuese tan adulto. Me gustó su seriedad, aunque también sea bastante irónico.
Su papel es muy breve, ¿le supo a poco?
No mido los papeles por su extensión, sino por su intensidad, y creo que esos cinco minutos están llenos de cosas interesantes. Me gusta aportar mi granito de arena a algo que siento importante. Pero, por supuesto, me hubiese gustado bailar más, clavar más machetes y matar a más gente.
¿Es muy diferente rodar en EE UU?
Los directores no se dividen por su nacionalidad, sino por su propio carácter. Aunque películas como éstas tengan un presupuesto enorme, el trabajo con los actores es bastante parecido.
¿Cómo compatibiliza trabajar tanto en el extranjero con proyectos españoles?
Me están ofreciendo más cosas en EE UU que aquí, pese a tener un hándicap con el acento. Para los próximos seis meses sólo tengo ofertas en América.
Sí. Estaba emocionada, encantada. Viéndole hablar se me saltaban las lágrimas. Pensar en otros cuatro años republicanos me desmoralizaba, tenía pánico. Con la victoria demócrata llegó la paz. No sé qué pasará porque la crisis es muy grave, y se nota más en EE UU que aquí, pero creo que todos debemos unirnos porque nos va mucho en ello. Los políticos son los primeros que tienen que darse cuenta de ello, dejar de pelearse y trabajar en equipo.
¿Cómo se ve el cine español en Hollywood?
Españoles como Almodóvar o Amenábar y latinos como Del Toro o Iñárritu son ya directores de culto. Cuando trabajo con algún director estadounidense y le cuento cuáles son aquí los presupuestos, el tiempo de rodaje, se queda sorprendido.
Pese a ello, los españoles siguen criticando su cine...
Somos así. Es un defecto nacional. Somos muy críticos con nuestras cosas, juzgamos con demasiada dureza. Hace diez años hubo una explosión del cine español, pero perdimos la oportunidad. Es triste que la gente se arroje a una historia de fuera y desprecie las de aquí. El modelo es Francia: allí su cine es lo primero. Desconozco su secreto.
Deben pensar que estoy lejos, que cobro más, que no me interesa... Pero no es así. Me encantaría estar en mi país con la excusa de tener que trabajar. Espero que al menos salgan coproducciones.
Cada vez somos más, supongo que porque hay que representar en las películas a un segmento de la población que no para de crecer. He estado en casa de Banderas, pero es difícil juntarse. Cada vez se rueda más fuera de Los Angeles, así que tienes que verte en las fiestas.
Es adoración. Las mejores revistas le dan sus portadas. Como pasó con Almodóvar o Penélope, están rendidos a él. Y es lógico, porque es un actor maravilloso.
Con un hijo es imposible. Quiero ver la última de Bond, pero no tengo tiempo.
¡Me encantaría! Creo que sería de lo más divertido que puede hacerse en el cine.
¿Se quedará en EE UU cuando se retire?
No. Los Angeles es una ciudad en la que la gente se queda una temporada, no más. Después me gustaría vivir en Nueva York. Y en algún momento, regresar a Sevilla. Cuando uno vive lejos de casa se da cuenta de lo bien que se vive allí.
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