Como las copas en los bares les cuestan demasiado caras y hacer ‘botellón' en la calle conlleva un riesgo de multa, la opción que eligen ahora muchas pandillas de jóvenes gijoneses es alquilar entre todos un bajo y organizar allí su fiesta. Esta alternativa, que aquí es aún minoritaria, es típica en ciudades como Bilbao, donde apenas hay cuadrillas que no tengan su ‘lonja'.

«Llevamos con un local propio cuatro años. Tal como estaban los precios en los bares de copas, vimos que nos compensaba más alquilar un bajo entre 15 ó 20 amigos y tomarlas allí». Arturo Giribet reconoce que «el ahorro es total» desde que su pandilla alquiló un local en la calle Ezcurdia, cerca del centro.

Pagan 15 euros al mes cada uno por un lugar donde reunirse con todas las comodidades: «Compramos sofás y mesas de segunda mano, un par de teles, videoconsolas, nevera... y cada semana dos se encargan de limpiar», comenta. Y los vecinos, ¿no protestan? «Encontramos un sitio con pocos inquilinos y hasta ahora apenas hemos tenido problemas», indica Arturo.

Marcos y sus amigos también alquilan un bajo de 170 metros cuadrados en El Coto, por el que pagan unos 180 euros: «Es tan grande que cabe de todo: sofás, una mesa de ping-pong y otra de póker, la televisión, la nevera. Sabemos que a cualquier hora que vayamos va a haber gente y ya no necesitamos ni llamarnos para quedar», dice.