La obra, realizada en mármol, es una pieza singular que muestra la fuerza artística de la Baja Extremadura en los inicios del siglo XVII, que podría situarse en los comienzos del Barroco, aunque persisten en ellas formas naturales y realistas, entre las que destacan los rostros del evangelista y del ángel.

Así, esta escultura de San Mateo es una de de las cuatro piezas de la misma mano realizadas en 1622 para la capilla del Sagrario de La Nava de Santiago, construida y decorada por encargo de Doña Juana de Ovando, que "con toda probabilidad" fueron realizadas por Francisco Morato, que ya "había demostrado su maestría como escultor en diversas poblaciones de nuestra geografía".

La calidad artística de esta obra la llevó a formar parte de las exposiciones Extremadura. Fragmentos de identidad (Don Benito 1998) y Nosotros. Extremadura en su patrimonio (Cáceres, 2007), según informa la Diputación de Badajoz.

Con la exposición de esta escultura, el Museo de la Catedral de Badajoz retoma el programa 'La Pieza invitada' que inició en febrero en colaboración con la Diputación de Badajoz, con el objetivo de presentar en la ciudad el rico patrimonio de nuestra provincia.