Para que un adulto tenga las herramientas suficientes para ser autónomo es fundamental que, de niño, alguien le haya ayudado a conseguirlas. La educación emocional nos ayuda a identificar, aprender y gestionar las emociones básicas que nos acompañan desde edades tempranas, sin etiquetarlas como buenas o malas, ni rechazarlas o reprimirlas.
Sin embargo, enseñar a gestionar la frustración cuando las cosas no salen como uno espera, perder el miedo a situaciones que los adultos no percibimos como peligrosas o, sencillamente, entender lo que preocupa a un niño de tres años no siempre es sencillo para los padres. Entonces, ¿cómo podemos ayudarles a entrar en materia sin que salgan espantados después de un rato de ardua conversación?
Para hacerlo sin dificultad a través del juego, ya que la diversión es un gran vehículo para aprender, han llevado la historia del multipremiado libro infantil El monstruo de colores al tablero, para que, tirando dados y moviendo fichas, los niños puedan identificar emociones y explicarlas mientras ayudan al confuso protagonista a descubrir qué le ocurre. Un juego para divertirnos en familia, estrechar lazos y disfrutar del tiempo que pasemos juntos este verano.
¿En qué consiste este juego?
El monstruo de los colores es un juego sencillo y rápido de entender, dirigido a niños de 3 a 6 años. El objetivo es ayudar, de forma colaborativa, a que el monstruo pueda descubrir sus emociones. Para ello, hay que ir tirando el dado y recogiendo las fichas que representan a la felicidad, el miedo, la ira o la calma, entre otros, y, por turnos, uno de los participantes deberá contar una historia (real o inventada) que refleje una experiencia relacionada con dicho sentimiento.
Pero las emociones pueden seguir trabajándose en los ratos en los que toda la familia no puede estar junta. Para ello han desarrollado el cuaderno para pintar de El monstruo de colores con el que los pequeños pueden jugar solos. Necesitarán, eso sí, un poco de ayuda de un adulto que les cuente la historia de lo que acaba de ocurrir (o pueden ayudarse de las ilustraciones para imaginarlo e interpretar las expresiones del monstruo) y, después, con temperas, ceras o lápices de colores deberán ir pintando al monstruo de los colores de las emociones que correspondan en cada caso
Por supuesto, para disfrutar de toda la diversión y aprendizaje que ofrecen estos dos complementos es importante tener en casa el cuento original y disfrutar juntos leyéndolo estas noches de verano. ‘El monstruo de colores’ narra una historia sencilla y divertida, que introducirá a pequeños y a mayores en el lenguaje de las emociones.
Adelantándonos al final de verano
Para los peques de la casa que en septiembre se vayan a enfrentar a nuevas emociones, siempre se pueden ir trabajando gracias a El monstruo de colores va al cole. Un libro en el que página a página acompañaremos a un monstruo nuevamente confundido ante la aventura de enfrentarse a su primer día de colegio. Nuevas rutinas, espacios y dinámicas que servirán para que el niño tenga una referencia cuando sea él mismo el que deba aprenderlas en su primer día de clase.
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