Las restricciones para investigar con animales lastran en España el desarrollo de la vacuna contra la covid: "Ni siquiera tenemos ratones para experimentar"

Imagen de archivo de un ratón de laboratorio.
Imagen de archivo de un ratón de laboratorio.
EFE
Imagen de archivo de un ratón de laboratorio.

Varios son los países que están cerca de conseguir la primera vacuna contra el coronavirus. Una carrera en la que las posibilidades de España se ven lastradas por las fuertes restricciones a experimentar con animales. "Ahora mismo ni siquiera tenemos ratones para experimentar con estas vacunas", señala el profesor titular de farmacología de la Universidad de Valladolid, Luis Martín Arias.

Entrevistado por 20minutos, el experto ha señalado que la investigación en España está condicionada por las grandes limitaciones impuestas para experimentar con animales. Otros países con muchas menos restricciones, como China o Reino Unido, están logrando avances más rápidos. Ello obligará a nuestro país a depender de otros a la hora de conseguir la vacuna contra el virus SARS-CoV-2.

El problema de la investigación con las vacunas es el modelo animal elegido. Tiene que ser uno que sea lo más próximo genéticamente a los humanos, para que los resultados sean extrapolables a nuestra especie, y que sea infectivo, que se pueda infectar con el virus. 

Grandes simios

"En virus como el SARS-CoV-2, lo ideal sería experimentar en grandes simios, que tiene una proximidad genética a nosotros casi total", indica Martín Arias, "y por tanto los resultados son proyectables a seres humanos", 

El investigador indica que experimentar en estos simios permite analizar de forma óptima las inmunopatologías: ver si la vacuna tiene el efecto contrario al deseado y acaba desprotegiendo al sujeto o provocando una reacción peor que la misma enfermedad. 

Sin embargo, en España la experimentación en grandes simios está totalmente prohibida por un decreto de 2013, que adaptó una legislación comunitaria. Solo se permite el uso del macaco Rhesus y de ratones modificados genéticamente. "El Rhesus es un modelo bueno, pero más alejado de nosotros genéticamente".

Sobre los ratones modificados genéticamente, el científico señala que recientemente se ha sabido que España no tiene ejemplares suficientes y muchas investigaciones están detenidas por ese déficit.

"Ante el rechazo en la opinión pública contra la experimentación animal, en mi opinión sin haberla informado adecuadamente de lo que supone todo esto, ahora mismo ni siquiera tenemos ratones para experimentar con estas vacunas", menciona. "Se ha sabido hace unos días que España está a la cola en los laboratorios extranjeros que venden ratones modificados y se han paralizado algunas investigaciones para esperar que nos vendan ratones".

"Con todas estas limitaciones, no me extraña que ningún político se anime a promover la crianza de animales de laboratorio"

Aunque no se sabe el motivo exacto de la falta de estos ejemplares, todo apunta a que en nuestro país no hay granjas suficientes para criarlos. "Ello exige una inversión y una política decidida, ¿y por qué no la hay? Con todas estas leyes y limitaciones, no me extraña que ningún político se anime a promover la crianza de animales de laboratorio".

Sin animales en las facultades

La legislación española ni siquiera permite el uso de animales en la dociencia, añade.

"Como profesor de Farmacología, yo no puedo hacer con mis alumnos prácticas con ratones para que aprendan a administrar medicamentos en un ser vivo", indica. "Antes lo hacíamos en la vena de la oreja de un conejo, pero ahora lo hacemos con muñecos de silicona, y el primer ser vivo al que estos estudiantes van a inyectar un medicamento va a ser un humano, porque el decreto también prohíbe la docencia con animales".

"Se está protegiendo a un animal a cambio de desproteger a un ser humano", considera.

Con todo y que es una legislación comunitaria, los estados tuvieron que adoptarla, pero también tuvieron la oportunidad de adaptarla, cosa que no se hizo en España. En Francia, apunta el profesor universitario, se puso una cláusula de para exceptuar los casos de virus emergentes.

Países con menos restricciones

En cambio, en los países en los que se están logrando más avances son en los que las restricciones a la experimentación con animales es más laxa. 

"China está avanzando muchísimo con un modelo de mono modificado genéticamente, ahí no tienen ninguna restricción", comenta. "Es un modelo que se patentó en EE UU pero no se pudo desarrollar ahí por las limitaciones que tienen también, y los chinos lo han hecho sin ningún problema".

"Es un modelo muy interesante porque, por ejemplo, permite reproducir en los monos enfermedades mentales, tener un mono con esquizofrenia o trastorno maniaco-depresivo, y probar directamente los fármacos en ellos".

Tailandia, por su parte, está acogiendo sedes de laboratorios ingleses como Glaxo, que tiene ahí su sede de investigación animal. 

Arias señala que, por lo que se ha publicado hasta ahora sobre el proyecto de la vacuna de Oxford, se puede suponer que se ha hecho con experimentación en chimpancés ("cosa que en España sería imposible") y que se ha hecho en Inglaterra, que tiene una legislación más abierta que la española, o en países con menos restricciones como Tailandia.

"Es curioso, porque Reino Unido fue de los primeros que comenzó con estas cosas, nos vendió lo de los derechos de los animales, pero creo que han sido lo suficientemente listos como para dejar resquicios que no detengan la investigación y no perjudiquen sus intereses", dice el experto.

"Si la vacuna de Oxford sale adelante, Inglaterra lo va a notar incluso en su PIB"

"Si la vacuna de Oxford sale adelante, va a ser algo que lo va a notar Inglaterra incluso en su PIB, es una inversión millonaria", considera. "En España, lo que podremos hacer será pagarlo, comprar la vacuna a otros".

Cambiar las leyes

Arias admite que la experimentación con animales, además de ser necesaria y obligatoria, no es el único factor que interviene en el desarrollo de una vacuna. Pero puede lastar un proyecto varios meses.

"Por supuesto que se puede desarrollar una vacuna sin experimentar en simios, pero es bastante más lento, y complica todo innecesariamente". apunta.

Arias ha hecho un llamado en un artículo científico reciente para que, garantizando la protección a los animales, se levanten algunas de las restricciones a la experimentación. Algo absolutamente necesario para enfrentar futuras pandemias.

"Este no es el peor virus que nos puede venir. Puede venir uno en el que la mortalidad sea del 50% o del 100%, en donde la vacuna sea algo urgente porque la mortalidad podría ser elevadísima, ¿Vamos a perder meses y meses de retraso con estas cosas?", expresa.

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