La distribución urbana de El Raal es bien sencilla. La calle Mayor vertebra el pueblo y a ambos lados de ella se reproducen carriles y veredas de huerta, de huerta pura. Los vecinos que viven en estas veredas son los que más se quejan: «No hay contenedores. Los pocos que hay están en la calle Mayor y tenemos que caminar hasta ellos. Pero mucha gente deja la basura en el suelo, y luego los perros rompen las bolsas», se lamenta Conchita Navarro. Una amiga, Carmen Fenor, la interrumpe: «¿Le has dicho que tampoco hay contenedores para ropa usada?».

Otra vecina, María García, tiene hasta medidos los metros que hay desde su casa hasta el contenedor más cercano: «141 metros. A veces va mi marido con el coche para tirarla». Las veredas tienen más problemas: «Hay poca iluminación y unos baches muy grandes», asegura María García. Conchita Navarro, además, señala que «no hay aceras, pero no sólo en las veredas y en los carriles. Sólo 13 fachadas de la calle Mayor tienen acera».

La hermana de Conchita, Juanita, no considera que en la pedanía haya crisis: «La conserva genera mucho trabajo. No se contrata más, pero tampoco se despide». Esta mujer relata que es de Alquerías y llegó hace 50 años a El Raal: «En esa época, Alquerías era una capital y El Raal un corralico, pero se vino la industria para acá».

Tras un rato de charla, Juanita se sube a su bicicleta y se va «a mirar el cocido». Su sobrina, Amparo Herrera, aprovecha para recordar «que en El Raal hace falta un carril bici. Hay muchas bicis. La gente mayor las usa mucho pero hay muchos accidentes».

Otro de los talones de Aquiles de El Raal es el transporte público. Miriam Villena, que trabaja en una panadería, cree que «los billetes de autobús son caros. Más vale comprarse un coche». Conchita se queja de que sólo pasa «cada hora. Si pasa algo hay que ir al Cruce».

Pero la pedanía de El Raal tiene, por supuesto, cosas buenas: «Se vive muy bien», dicen casi a coro Juanita, Conchita, Carmen y Amparo. Esta última añade: «Se vive bien porque vives en la huerta y es un sitio tranquilo».