¿Aplazar las elecciones sólo en la comarca gallega de A Mariña? "Podría condicionar el voto de sus ciudadanos"

El candidato a la reelección por el PP a la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.
El candidato a la reelección por el PP a la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.
EFE/Brais Lorenzo
El candidato a la reelección por el PP a la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.

El coronavirus está complicando las elecciones de Galicia y País Vasco. El virus obligó a las dos Comunidades a aplazar la cita electoral, convocada inicialmente para el 5 de abril y los nuevos brotes, sobre todo el de la comarca gallega de A Mariña, amenazan con enturbiar el domingo electoral. Hasta 10 alcaldes de PSOE y BNG han pedido a Feijóo que aplace la votación en la comarca afectada y desde el Gobierno central le instan a que promueva una alternativa para que sus vecinos puedan votar y lo hagan de forma segura. Pero, ¿sería posible aplazar las elecciones solamente en un territorio?

Lo cierto es que ni la ley orgánica estatal ni la regulación autonómica electoral contemplan ningún apartado sobre la suspensión o aplazamiento de los comicios. Sin embargo, ante una situación tan excepcional como la que vivimos, es una posibilidad más que real. A petición del gobierno o de los partidos, la JEC puede estudiar medidas sobre la viabilidad del proceso electoral, pero la clave, según los expertos, está en el consenso.

Aplazarlas solo en la comarca afectada por el brote, como piden sus alcaldes, es una opción que tiene que ser propuesta por el presidente de la Xunta si considera que el riesgo es tan alto que es necesario paralizar una serie de mesas electorales. En ese caso, explica Ángel García, catedrático de derecho de la Universidad Complutense de Madrid, "la petición se elevaría a la Junta Electoral y el escrutinio se haría sin tener en cuenta esos votos. En las otras provincias se haría el cálculo de escaños y los que quedan votarían otro día".

No obstante, recalca que "es muy complejo organizativamente" porque hay gente que ya ha emitido su voto y los que no lo han hecho votarían más adelante conociendo ya los resultados del resto, lo que "podría condicionar al voto de los ciudadanos" y "acabaría con la igualdad de los electores". "Si una persona ve que el partido a quien iba a votar no va a tener representación igual se decanta por otro", pone de ejemplo.

¿Y aplazarlas en toda Galicia?

Pese a que no está contemplado en ninguna ley, el pasado marzo, tanto Urkullu como Feijóo llegaron un acuerdo con el resto de partidos que concurrían a las elecciones para aplazar la cita por la epidemia y, si bien la Junta Electoral Central dudaba en un principio del amparo legal para poder sustentar el aplazamiento, el decreto del estado de alarma por parte del Gobierno despejó cualquier duda al respecto y se firmó el decreto de aplazamiento. 

De hecho, matiza Ángel Sánchez, el decreto que se firmó entonces "dejó sin efecto la convocatoria", lo que supone que tanto en Galicia como en País Vasco de disolvieron las cámaras autonómicas, por lo que está funcionando la comisión permanente, y se incluyó que "se reactivaría la convocatoria cuando fuera posible".

En esta ocasión ya no hay estado de alarma y, aunque no parece que esté sobre la mesa un nuevo aplazamiento en toda Galicia -en el País Vasco no se ha hablado de esta cuestión-, ante un agravamiento sustancial de la situación podría volver a repetirse siempre que se cuente nuevamente con el apoyo de todos los grupos y la Junta Electoral dé su visto bueno, según Eloy García, también catedrático de Derecho Constitucional de la misma universidad. Sin embargo, Sánchez pide tener en cuenta otro factor: "Ahora el supuesto es distinto porque antes no habían empezado la campaña, ahora las elecciones están en marcha y el voto por correo ya se está ejerciendo".

Ninguna de estas medidas están contemplada en la ley electoral, como tampoco las diversas circunstancias en las que se desarrollará la cita, como el cambio en la forma de votar por correo -ahora serán los carteros los que recojan los votos en las casas sin necesidad de firma del votante-, o la obligatoriedad de formar parte de la mesa electoral, de la que ahora será más fácil librarse siendo mayor de 65 años o grupo de riesgo, pero todas estas medidas forman parte de la excepcionalidad del momento.

"Interpretación prodemocrática de la norma"

"Se está haciendo una interpretación prodemocrática. Se puede interpretar la ley con los problemas que surgen como los de hoy. La Junta Electoral se esta encontrando con unos supuestos que no había visto antes y está construyendo nuevas rutas. Lo fundamental es no desviarse y para ello es imprescindible conocer el objetivo de la norma, que es que las elecciones sean libres y limpias", defiende Eloy García.

En cualquier caso, un aplazamiento electoral es un asunto "muy gordo", en palabras de Sánchez, que tiene que valorar el presidente de la Xunta porque se trata de una decisión política. No obstante, recuerda que "hay otros países como Francia o Polonia donde se están celebrando elecciones con la presencia del coronavirus". 

Además, para reducir el riesgo los propios colegios electorales pueden tomar sus propias decisiones, como colocar las mesas en el exterior o poner las papeletas lejos de la mesa, incluso acudir con el voto de casa para evitar coger las del colegio. Otro asunto a estudiar son los votos de las personas aisladas por el virus, que se podrían recoger días más tarde y sumarlos posteriormente. Medidas que se pueden valorar antes de aplazar unas elecciones: "Un gobierno sin parlamento es poco habitual y una situación anormal", recalca Sánchez.

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