"Hoy de momento dormimos aquí"

  • El Ayuntamiento de Rivas iba a derribar una casa en la Cañada Real.
  • Sus dueños, Jesús y Rosa, han pasado la noche en vela.
  • Es una construcción de tres plantas que usan como "casa de campo".

"Ha estado la cosa negra", dice Jesús nada más conocer que su casa, situada en la Cañada Real, no será derribada de momento. Un juez decidirá el jueves si paraliza la orden de derribo definitivamente o no.

¡Es una orden de la jueza para paralizar el derribo!

Todavía no ha amanecido pero Jesús, fontanero de 57 años, y su mujer Rosa toman café, al calor de la estufa en el salón de su casa. El nerviosismo se refleja en su cada uno de sus gestos. "No hemos dormido en toda la noche", cuenta, ataviado con un albornoz, vaqueros y zapatillas de casa. Según la orden del Ayuntamiento de Rivas, una grúa viene a las 10.30 h a tirar su vivienda.

El matrimonio recibió el pasado 1 de noviembre, Día de todos los Santos, una orden de derribo del Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, municipio al que pertenece esta vivienda, situada en la parcela 53 del Sector IV de la Cañada Real Galiana, habitado principalmente por españoles y marroquíes. Es la primera vez que el Consistorio de esta localidad solicita el derribo de una vivienda en la Cañada y la primera vez también, que piden tirar una casa del poblado habitada por españoles.

"La ilusión de mi vida"

Jesús asegura que compró el terreno en 1987 y que en el 95 empezó a construir "ladrillo a ladrillo, todos los fines de semana". Ha invertido unos 30.000 euros en una casa que es "la ilusión de mi vida". Y la ha planeado con todo lujo de detalles: sólo en la planta baja hay cuatro habitaciones, una cocina, un salón, y dos cuartos de baño, uno de ellos con hidromasaje. La vivienda la conforman dos plantas más, de más de 150 m2 cada una, de las que sólo se ha levantado el esqueleto.

He intentado mantener el tipo hasta ahora, pero me sentía perseguida

"No hay orden judicial, pero el Ayuntamiento alega que la casa está deshabitada para poder derribarla", cuenta el abogado del matrimonio, Roberto Alonso. "Lo curioso es que ambos están empadronados desde 2004 en Rivas, en esta misma casa, así que el Ayuntamiento se está contradicciendo".

Hacia las 9.00 h de la mañana, una veintena de vecinos y varios medios de comunicación se agolpan a la entrada de la casa. De repente, llega una patrulla de policía local de Rivas. Vienen a ver si Jesús tiene intención de abandonar su casa a las 10.30 h, hora en la que, según la orden, iba a llegar una grúa. "No queremos montar un circo", asegura el policía local, "así que antes de montar un dispositivo queremos saber si vas a quedarte aquí o no". En los más de 34 derribos que se han producido en el último año en toda la Cañada Real, es la primera vez que un agente se presenta en la vivienda a preguntar qué intención tiene el dueño.

Un fax

Unos minutos después de que se hayan ido los agentes, llega un fax a la asociación de vecinos del Sector IV. Braulio, el marido de la presidenta, llega corriendo: "¡Es una orden de la jueza para paralizar el derribo!", anuncia. Los gritos de alegría inundan la casa y los vecinos estallan en aplausos. Rosa se seca las lágrimas, "he intentado mantener el tipo hasta ahora, pero me sentía perseguida", logra balbucear.

Venimos a derribar, ¿vas a dejarnos Jesús?

Tal como habían dicho, la policía local se presenta a las 10.30 h en punto en la vivienda, pero esta vez acompañados de la abogada del Ayuntamiento y de una grúa. "Venimos a derribar, ¿vas a dejarnos Jesús?", pregunta el agente. La Policía dice no tener constancia de que haya una orden para paralizar el derribo, pero tras hablar con el abogado del matrimonio y levantar un acta de que Jesús se niega a abandonar la casa, el equipo municipal se va. Todo queda en manos del juez, que este jueves decidirá si la casa será derribada o no.

"Hoy de momento dormimos aquí", dice aliviada Rosa, "pero sabemos que esto sólo es el principio de la batalla".

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