El manifiesto de los profesores

  • Sabemos lo que opinan los jóvenes de los profesores, y la mayoría de lo que dicen no es bueno...
  • Pero, ¿qué piensan éstos de los alumnos?
  • La mayoría creen que los  estudiantes de ahora son peores que los de hace años

Los jóvenes no se cortan en criticar a sus profesores; que si no saben dar clase, que si faltan y no avisan, que si se pasan con los deberes...

Pero más extraño es escuchar al pedagogo, y no precisamente porque no tengan queja de sus alumnos.

Sabemos que no es una tarea fácil. En teoría, su labor es enseñar dentro del aula. Pero a menudo tienen que doblar el esfuerzo porque, para poder enseñar, primero deben conseguir su atención, y ahí entra en juego la educación, el interés y el esfuerzo.

“Cualquier tiempo pasado fue mejor" para ellos. No es un decir, sino una realidad; la mayoría de los profesores (un 55%) opina que los estudiantes de ahora son peores que los de hace unos años.

Así lo constata el informe La situación de los profesores noveles 2008, un estudio elaborado a partir de 1.700 entrevistas a docentes de infantil, primaria y secundaria de centros públicos, concertados y privados.

Además, la opinión empeora cuando más experiencia se tiene. Y es que los que han vivido su profesión en décadas diferentes aseguran que su autoridad ha disminuido hasta el punto de perder el respeto.

¿A qué se debe?

La mayor permisividad de los padres con sus hijos tiene mucho que ver en todo esto. Si los docentes pierden prestigio y reconocimiento social por parte de los adultos, los chavales no lo van a cambiar.

Además, la escolarización obligatoria hasta los 16 años ha complicado aún más la convivencia en las aulas. Si un alumno no quiere estudiar, su disposición en clase va a ser negativa, lo que conduce a graves problemas de comportamiento.

Por otra parte, los continuos cambios en las leyes educativas parecen afectar negativamente a la imagen de los 'profes¡, o eso es lo que cree el 71% de los encuestados por la Confederación de padres de alumnos Cofapa. Un ejemplo es la posibilidad de pasar de curso con materias pendientes.

No todo es negativo

Aún así, el informe refleja que los alumnos actuales también tienen “nuevos valores”, como su mayor capacidad para trabajar en equipo, su facilidad para las relaciones sociales y un óptimo control de las nuevas tecnologías.

Quizá por eso, quizá por lo gratificante de compartir conocimientos, la gran mayoría de los profesores se encuentran muy satisfechos con su profesión y, a pesar de las dificultades, no la abandonaría.

Roberto Riestra, profesor de biología

"Llevo más de 25 años en la profesión y la diferencia entre los alumnos de antes y los de ahora es abismal. La educación obligatoria ha provocado que en la misma clase haya estudiantes buenos, de bajo nivel, sobresalientes, que necesitan apoyo, de asistencia obligada... Esto hace la labor del profesor muy complicada, puesto que tienes que adaptar la clase a todos. Además, hemos perdido la autoridad que en el pasado teníamos. Para algunos padres sus hijos siempre tienen la razón, y, además de no aceptar las críticas, transmiten esa pérdida de respeto a sus hijos".

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