Venecia, misteriosa y laberíntica

  • Se le considera la ciudad de los canales.
  • Es perfecta para perderse a góndola o a pie.
  • Merece la pena tomar un expresso en el café Florian.
El Gran Canal.
El Gran Canal.
20MINUTOS
El Gran Canal.
La ciudad puede mostrar en cualquier esquina una cara completamente diferente
Sin salir de la plaza de San Marcos se puede acudir a dos de los establecimientos más tradicionales de Venecia. El literario café Florian, famoso por haber contado entre su clientela con Lord Byron y Proust, además de personajes tan diversos como Giacomo Casanova o el pintor Modigliani, es todo un símbolo de la ciudad. Merece la pena parar a tomarse un café expresso. Enfrente está otro de los clásicos de la ciudad, el Harry’s Bar, que era
el restaurante preferido de Hemingway e internacionalmente conocido por su bellini –el cóctel típico de Venecia, con zumo de melocotón y champán–. La visita merece la pena, pese a los altos precios.

El puente de Rialto y la impresionante plaza de San Marcos son los dos puntos de referencia fundamentales de esta ciudad en la que nada es lo que parece y en la que es más fácil perderse que en ningún otro lugar. Su excepcionalidad como ciudad flotante, con estrechos y laberínticos canales, sin coches, sin humos y sin apenas ruido, da a Venecia un aspecto de irrealidad, de escenario de cuento. Aunque la ciudad es tan camaleónica que puede mostrar, de repente y en cualquier esquina, una cara completamente diferente, como un palacete construido con todo el lujo posible y que alberga una increíble colección de arte –como el que alberga el museo Peggy Gugenheim– frente a un oscuro caserón o el fétido olor de los canales en algunas zonas de la ciudad, que también cambian según la época del año: como cuando llega el agua alta, en primavera y otoño y calles y plazas se inundan dos veces al día.

En lo alto del Campanile

Desde la torre se tiene la mejor vista de Venecia
La plaza de San Marcos, con su Campanile, su basílica y sus míticos cafés, es un hervidero de turistas casi a cualquier hora del día, aunque
merece la pena visitarla de noche, cuando ya no quedan bares abiertos ni músicos callejeros, para descubrir todo su encanto. Una de las visitas imprescindibles es la subida al Campanile. Desde lo alto de la torre se tiene la mejor vista de Venecia, con la simbólica puerta de la ciudad a los pies, con el león alado que representa a la ciudad, el arranque del serpenteante Gran Canal y una inmejorable perspectiva de las 120 pequeñas islas y los cerca de 400 puentes que componen la ciudad. Un poco más allá, se divisan otra islas asociadas a la historia de Venecia: Murano, con sus fábricas de cristal; y el Lido, la sede del festival de cine.
Mostrar comentarios

Códigos Descuento