El ministro de Sanidad, Salvador Illa, podría tener los meses contados en el Gobierno. El presidente, Pedro Sánchez, ya piensa en él como candidato del PSC a la Generalitat en las próximas elecciones, aún sin fecha pero que se esperan para el otoño. Fuentes del Ejecutivo afirman que en el plan del presidente no figura que el actual líder del PSC, Miquel Iceta, repita como candidato y en su lugar se plantea poner a un ministro que, a pesar de errores y críticas de la oposición, se ha crecido en la crisis sanitaria por la Covid.

Illa es secretario de Organización del PSC y en enero pasado desembarcó en el Gobierno como ‘cuota catalana’. Pero no para resolver directamente la crisis en Cataluña –a pesar de que fue uno de los negociadores del pacto por el que ERC apoyó la investidura de Sánchez–. El presidente le colocó al frente de un Ministerio sin apenas competencias pero con una importante carga simbólica. También fue ministro de Sanidad el socialista catalán asesinado por ETA Ernest Lluch, considerado ‘padre’ de la sanidad pública en el primer Gobierno de Felipe González y cuya actitud dialogante se recuerda todavía.

Mesura y reconocimiento

La pandemia ha convertido a Illa en la estrella del Gobiern a ojos de Sánchez. El presidente está muy satisfecho de su gestión de la crisis. En Moncloa restan importancia estos días al apoyo del PP al decreto de ‘nueva normalidad’. Más que los efectos que pueda tener para encarrilar la relación entre los dos principales partidos, Sánchez le atribuye el "mérito" a Illa. También de que, a pesar de las críticas, la exministra popular Ana Pastor reconociera su labor y la de sus "técnicos" del Ministerio en los últimos meses. El presidente también tiene claro que la labor de Illa le ha convertido en un político muy conocido y bien valorado. Hasta el punto de que este ese es precisamente el factor que podría hacer que Sánchez cambiara de opinión. Si en otoño hay un rebrote importante de la Covid, el presidente cree que no se entendería que lo apartara de Sanidad.

Desde los peores momentos de la crisis a la crispación política que ha traido consigo, Illa ha llamado la atención por su mesura frente a las críticas, a veces descarnadas, de contrincantes políticos. Raro en los tiempos que corren, no se le han caído los anillos por reconocer la labor de sus predecesoras Pastor y Ana Mato, ambas del PP. En el Senado, agradeció a Pastor que creara el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias y a Mato, que nombrara para dirigirlo al doctor Fernando Simón, muy denostado en algunos sectores pero con quien Sánchez e Illa han cerrado filas completamente. 

La semana pasada, fue muy comentado cómo se despidió Illa de la comisión de Sanidad del Congreso en la que ha comparecido todas las semanas para informar de la evolución de la Covid. Uno a uno, tuvo un mensaje de reconocimiento para los portavoces. "Yo he aprendido de ustedes", les dijo.

"A la gente le gusta eso" ,dicen en Moncloa sobre la moderación de Illa. Frente al ministro, creen que perfiles como el de la popular Cayetana Álvarez de Toledo están en decadencia.

Todavía hay tiempo para que Sánchez y el PSC confirmen quién será su candidato y el presidente ve las elecciones en Galicia y el País Vasco del 12 de julio como el laboratorio que terminará de confirmar su hipótesis. Los socialistas esperan mejorar resultados en Galicia pero ya analizan que la victoria de Alberto Núñez-Feijóo demostrará que prima la moderación, también entre los votantes del PP. Por lo mismo, auguran un verdadero descalabro al candidato popular en el País Casco, Carlos Iturgátiz. Le pronostican una caída de escaños incluso con Cs en la lista.