La Reina Akasha (

La Reina de los Condenados, 2002)

Tras el éxito de

Entrevista con el vampiro, la saga de Anne Rice volvió con esta segunda película (en realidad, era la tercera novela) de la serie. Dirigida a un público adolescente, contaba con la presencia de la cantante y actriz

Aaliyah en el papel principal, el de la vampira más poderosa que jamás hubiera pisado la tierra. Muerta en un accidente de avión pocos meses después del estreno, la actriz y sus bailes eran lo mejor de la película.

Selene (

Underworld, 2003)

Con vampiros como

Kate Beckinsale, hasta el hombre lobo más salvaje termina enamorándose: su Selene tenía poderes sobrehumanos, un atractivo irresistible y, como es lógico, una difícilmente frenable atracción por la sangre. Aunque en la película se enamoraba de un licántropo interpretado por

Scott Speedman, en la vida real Beckinsale se casó con el director de la cinta,

Len Wiseman.

Marie (

Sangre fresca, 1992)

Otra gamberrada de

John Landis, la película era más una parodia del género que una auténtica película de terror. Lo mejor era su protagonista femenina,

Anne Parillaud, tan loca por la sangre y el sexo como reacia a tomar el sol y a las sopas de ajo.

Miriam (

El ansia, 1983)

Primera película de

Tony Scott,

El Ansía nos regalaba a una de las vampiras más seductoras de la historia, Miriam, encarnada por

Catherine Deneuve. Su forma de sobrevivir no podía ser otra que chuparle la sangre a sus parejas: la película contiene inolvidables momentos entre Deneuve y

Susan Sarandon.

Louis de Pointe du Lac (

Entrevista con el vampiro, 1994)

Ni Lestat-

Tom Cruise pudo soportarlo: su adversario-compañero, Louis de Pointe du Lac, resultaba absolutamente irresistible encarnado por

Brad Pitt. La película acercaba al espectador a la vida íntima y con frecuencia desgraciada de los vampiros. La vida (o la muerte) eterna no siempre resulta agradable, aunque a uno le rodeen colegas como

Antonio Banderas,

Stephen Rea o una jovencísima

Kirsten Dunst.

Santanico Pandemonium (

Abierto hasta el amanecer, 1996)

Sólo podía ocurrírsele a

Robert Rodriguez y

Quentin Tarantino: una pareja de fugitivos termina contemplando la sinuosa y espectacular figura de la bailarina de un club de carretera. Como en

Cenicienta, la cosa se complica al llegar la medianoche: la chica de la serpiente al cuello tenía mucho peligro. Espectacular

Salma Hayek, de cuyos bailes y movimientos de cadera pareció haber aprendido Shakira.  

David (

Jóvenes ocultos, 1987)

Película de referencia de los ochenta:

Joel Schumacher reinterpretaba tantas y tantas películas sobre jóvenes rebeldes, aliñándola con la estética gótica tan en boga en esa época y añadiéndole al drama de ser adolescente el ser encima un vampiro.

Kiefer Sutherland, en uno de sus primeros (y mejores) papeles, lideraba a la banda, en la que también brillaban los hermanos interpretados por

Jason Patric y

Corey Haim.  

(Dracula, 1992)

Cuando se juntan un cineasta como

Francis Ford Coppola y un libro como el de Bram Stoker salen obras maestras del romanticismo, en la que dentro de un reparto de lujo llamaba la atención la espectacular

Monica Bellucci. Aunque Dracula tenía otras dos novias y un amor imposible, la Lucy de

Winona Ryder, la que más hacía bullir la sangre era la descomunal italiana.

Aleera (

Van Helsing, 2004)

En este listado de bellezas que nos ponen (y se ponen) los dientes largos no podía faltar la española

Elena Anaya. Su papel no era demasiado extenso, tenía dos hermanas-rivales de peso y la obligación de huir del cazador de vampiros más famoso de la historia. La película no gustó mucho pero la actriz, como siempre, sí.

Conde Vladimir Dracula (

Amor al primer mordisco, 1979)

Probablemente, el suyo era el vampiro más elegante e irónico de la historia del cine. Obligado a dejar su castillo en Transilvania para buscar, en Nueva York, a su amada Cindie (interpretada por Susan Saint James), el Conde Dracula de George Hamilton regalaba comicidad a raudales.

Sarah Shagal (

El baile de los vampiros, 1967)

Esta inolvidable obra, escrita, dirigida y protagonizada por el gran

Roman Polanski, es probablemente la más famosa de su malograda y bellísima esposa

Sharon Tate. La actriz interpretaba a una joven pueblerina secuestrada por los vampiros: su marido, además de recrearse en cada escena con su belleza, regalaba un inolvidable baño de espuma en uno de los mejores híbridos de miedo y carcajada jamás filmados.

José Amadeus Von Dracula (

Vampiros en La Habana, 1985)

Un delirio: dos bandas internacionales de vampiros compiten por lograr la fórmula del

Vampisol, un extraño mejunje que permite a estos seres noctámbulos broncearse en la playa. Según pasan los minutos, crece la locura y también la diversión. Una imprescindible cinta de dibujos animados dirigida por el cubano Juan Padrón.