Prolongar la vida útil de las centrales y explotar al máximo sus posibilidades productivas; modernizar las plantas para obtener más potencia. Ése es el plan a largo plazo del Ministerio de Industria para las instalaciones nucleares españolas, la fuente de energía más polémica.

El programa electoral del PSOE de las elecciones generales dejaba muy claro su "compromiso de sustitución gradual de la energía nuclear por energías seguras, limpias y menos costosas". El propio presidente Zapatero es el mayor opositor del Ejecutivo a la energía nuclear, un tema que provoca división dentro de su partido. Este plan no supondría la apertura de ninguna central más, pero prolongar la vida útil de las ya abiertas tampoco parece encajar con la "sustitución gradual".

Debate abierto

Lo cierto, en cualquier caso, es que el debate sobre la energía nuclear, que nunca llegó a desaparecer del todo, se encuentra en plena efervescencia. Los recientes incidentes en Ascó y Vandellós II; la campaña 'Yo soy antinuclear', organizada por Greenpeace; la apuesta de varios países europeos, con Francia a la cabeza, por la energía atómica y la finalización el próximo año de la licencia de Garoña, la central activa española más antigua, dibujan un escenario agitado en el que contrasta el silencio del Gobierno.

A falta de una toma de postura pública, los ojos se centran en lo que pueda pasar en julio con la instalación burgalesa de Garoña. Los avances producidos en los últimos años están permitiendo prolongar la vida útil de las centrales. Garoña tendrá 38 años cuando expire su licencia, pero otras plantas idénticas instaladas en EE UU han prorrogado su existencia otros 20 años, como recordaba la presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear, Carmen Martínez Ten, en una reciente entrevista.

Sus palabras parecen una promesa de futuro puesto que el organismo que dirige redactará el informe sobre el que se basará el dictamen de prórroga de Industria. "Entendemos que si Garoña cumple todos los requisitos de seguridad, debería seguir funcionando", señala Mariano Vila, gerente de la Asociación de Municipios.

Afectados por CentralesNucleares

Para ellos, cuya economía depende de la continuidad de las plantas, la clave es la seguridad y reclaman planes de emergencia en todas las centrales, más información y transparencia y la construcción de un almacén centralizado de residuos radioactivos de alta actividad.

Las necesidades energéticas actuales están satisfechas. En 2007, de hecho, se exportó más electricidad de la que se importó. Por eso, Greenpeace pide el fin de la era nuclear, una energía que considera peligrosa, contaminante y demasiado costosa.