Las cerca de cuatro toneladas de cocaína que la Policía Nacional y la Guardia Civil, en colaboración con la Administración para el Control de Drogas (DEA) de EEUU, han localizado en el puerto de Valencia llegaron ocultas en seis contenedores que transportaban mercancía muy diversa como folios, sacos de azúcar, pulpa de piña e, incluso, el armazón de un autogiro.

Esta operación, que se anunció este jueves y se ha detallado esa mañana en una rueda de prensa, se ha denominado Crankbrook Marchica, se ha saldado con once detenidos, la mayoría españoles (salvo dos holandeses y un costamarfileño), y los investigadores han destacado que el personal del puerto, con acceso a determinadas instalaciones, hacía uso de sus privilegios o los facilitaba a terceros para acceder y recuperar diferentes partidas de droga.

Asimismo, han subrayado que el exponencial aumento del tráfico de contenedores de estas instalaciones portuarias, así como la situación extraordinaria por la COVID-19, han convertido al puerto de Valencia en "uno de los más sensibles al tráfico de drogas en nuestro país".

En esta operación contra el narcotráfico se han intervenido también varios vehículos y material de telecomunicaciones encriptado. Las fuerzas de seguridad han destacado que la operación se ha desarrollado "dentro de la activación de investigaciones sobre ámbitos sensibles de ser aprovechados por organizaciones criminales durante la vigencia del estado de alarma".