Los intentos de la Dirección General de Tráfico (DGT) por mejorar la seguridad en las carreteras han llevado a instalar siete nuevos radares fijos en la red coruñesa el pasado año. Sin embargo, atendiendo a las estadísticas parece que todavía queda camino por recorrer. Según los últimos datos que maneja Tráfico, en 2007 se detectaron 15 nuevos puntos negros en la provincia; el doble de los dispositivos instalados.

Estos tramos de riesgo reciben esta catalogación si en ellos se detectan al menos tres accidentes (con una separación máxima de 100 metros) en el plazo de un año. Pero, de los 30 con los que cuentan actualmente las carreteras coruñesas sólo cuatro de ellos están controlados por uno de los 17 radares fijos de los que dispone la DGT en la provincia. O, mejor dicho, de los que debería disponer Tráfico, ya que esa cifra corresponde sólo a las cabinas, y no todas tienen los dispositivos activados.

Un radio de acción de 100 km

Sin embargo, esta falta de control no se ve como algo alarmante desde el Centro de Control de Tráfico del Noroeste, en donde apuntan que la vigilancia con radares es un aspecto «que se se estudia muchísimo». Según la Dirección General de Tráfico, los dispositivos «no sólo vigila el punto en el que está colocado, tiene un radio de acción de más kilómetros».

Además, la DGT asegura que el incremento de rutas de riesgo - provocado sobre todo por la velocidad excesiva, las infracciones y la pérdida de atención- se da en zonas con «mucha circulación, no necesariamente las mal preparadas».

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