Fue a principios de año, poco después del Día de Reyes, cuando la infanta Pilar, hermana mayor del rey emérito Juan Carlos I, fallecía a los 83 años de edad tras permanecer varios días hospitalizada en el Ruber Internacional por el cáncer de colon que padecía desde hacía un año y que empeoró por una neumonía.

En aquel momento, una de las grandes preguntas a formular era quién heredaría el ducado de Badajoz, título que recibió en 1967, cuando Pilar de Borbón se casó con Luis Gómez-Acebo. Aunque una vez se supo que el título no era hereditario, todo ha pasado a saber su herencia.

Ahora, tras un reportaje de Vanitatis, se sabe que el patrimonio de la infanta era inmenso y que sus cinco hijos (Simoneta, Juan, Beltrán, Bruno y Fernando, los cuales han tenido una agitada vida sentimental) han decidido poner varias de sus propiedades a la venta, lo que les puede reportar enormes beneficios.

Hay que tener en cuenta que quizá no sea el mejor momento para el mercado inmobiliario, pero aún así, aunque solo sea por las historias que guardan esas viviendas, como las visitas sin avisar del padre de Felipe VI (siempre llevando una botella de vino bajo el brazo, como ella misma confesó en Vanity Fair) o la boda de su hijo, Beltrán Gómez-Acebo, con Andrea Pascual, ya valen su peso en oro.

Empezamos por su mansión madrileña en la zona de Puerta de Hierro, la vivienda familiar y en la que se han criado los cinco hermanos, aparte de que Fernando, el pequeño, aún la habita. La han puesto a la venta y, dado que el precio medio de uno de los barrios más exclusivos de la capital se acerca unos 3.800 euros por metro cuadrado, la idea es obtener un total que ronde los 3,8 millones de euros.

Sí, el cálculo es sencillo porque la propiedad acapara 1.000 metros cuadrados solo de vivienda, en una extensión de terreno de 2.400 metros cuadrados. La mansión está dividida en varias plantas y tiene algo más de 50 años, dado que se construyó en la década de los 60.

Se trata, como muchas de las residencias de lujo de aquel entonces, de un edificio robusto hecho a partir de materiales muy resistentes. Con alguna que otra reforma, la casa posee además una piscina privada y pista de pádel, lo que sin duda aumentará su precio.

Luego está la casa que poseen en Sol de Mallorca, una urbanización de la localidad de Calvià, en la isla balear. Esta tiene únicamente 200 metros cuadrados (distribuidos en dos plantas), pero igualmente sus paredes han sido testigos, entre otras cosas, de las conversaciones entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, dado que fue allí donde se refugiaron durante el proceso judicial por el caso Nóos.

La parcela sobre la que está erigida es enorme, de 1.000 metros cuadrados, y está situada en una posición privilegiada de la isla, en un alto muy cercano al mar, lo que hace que desde cualquier punto se vislumbre el Mediterráneo. La vivienda posee cuatro dormitorios, dos cuartos de baño, un patio interior con porche y barbacoa y una gran terraza en piso superior.

La idea es obtener por ella alrededor de los 3 millones de euros, porque a los 5.000 euros por metro cuadrado que está el mercado en la susodicha urbanización, habría que añadir la situación geográfica excelsa así como el propio valor del terreno.

Por último, aunque no está puesta a la venta, la infanta Pilar de Borbón también poseía un piso de más de 300 metros cuadrados en el lujoso Barrio de Salamanca de Madrid, vivienda que adquirió en 1999 y que actualmente está dedicada a oficinas.

Como es el mayor valor por metro cuadrado, unos 6.000 euros, es muy probable que de querer venderlo el ocasional comprador tuviese que desembolsar un montante no inferior a 2,5 millones de euros. En total, casi 10 millones de euros que se repartirían los cinco hijos de la hermana mayor del rey. Y eso que no es el mejor momento para el mercado inmobiliario.