Sólo una hora más tarde estaban citados los primeros pacientes. El honor de inaugurarlo lo iba a tener Conchita Peláez, que se bajó de la ambulancia que la transportaba a las nueve menos diez de la mañana.

Después fueron llegando el resto. Fina fue la segunda, Lorenza, la tercera y, así, hasta 31 personas que tenían consulta de traumatología.

Al entrar y después de mirar de reojo a la escultura de las sillas de Javier Mariscal, se encontraban con una trabajadora de atención al paciente de Sacyl, que les remitía hacia la sala de espera.

De camino, una sonrisa temerosa para la prensa y a esperar a que les llamaran los dos traumatólogos, Guillermo Useros y Elena Paredes.

1.000 pacientes este mes

Mañana martes, otras 47 personas tienen cita, nueve de ellas en Radiodiagnóstico, que estrenará su consulta. El miércoles también se unirán Reumatología y Neurología y antes de fin de mes Cirugía Plástica, Medicina Interna y Cirugía General.

En total, calculan que antes de que empiece diciembre habrán pasado ya  por el nuevo hospital un total de 1.000 pacientes, explicó el gerente del nuevo hospital, Eduardo García.

«Lo que queremos es que los distintos servicios se implanten de manera progresiva y controlada. Tenemos un calendario con las fechas previstas, pero para nosotros lo fundamental es asegurarnos de que no habrá ningún problema con los pacientes», subrayó.

Mientras el gerente atendía satisfecho a los medios de comunicación ("¡claro qué estoy muy ilusionado!", dijo),  fuera todavía se podía observar a numerosos trabajadores dando los últimos retoques.

Incluso, a la vez que los jardineros ponían bonito los entornos del aparcamiento, varias palas y camiones de obra se cruzaban con los pacientes y profesionales sanitarios que llegaban al centro.

En el exterior del recinto, en la nueva calle por la que se llega al hospital, se podía ver también a los autobuses de la línea 6 y 6A, que ayer inauguraban parada.

"De momento, la cosa ha estado muy tranquila, habrá que esperar. El primer autobús ha llegado con apenas cinco personas", explicó un empleado de Auvasa.

"¿Qué soy la primera?",  pregunta Conchita nada más entrar en el hospital. "Que ilusión. Había que brindar entonces con una copita de cava", comenta entre sonrisas con la responsable de atención al paciente de Sacyl y con su amiga Araceli del Olmo, que la acompaña.

"Pues mira, hace 12 días me operaron de la cadera y hoy tengo hora para que me quiten los puntos", explica.

"No, no hace falta la silla de ruedas, prefiero caminar hasta la sala de curas. ¡Fíjate que amplia y que bonita está la entrada!", indica.

En menos de 12 minutos, sale de la consulta. "Estoy asombrada de cómo es el edificio. Yo creo que esto va a cambiar la vida de Valladolid", señala.

"No, me ha dicho que estoy muy bien. Si ya ves como ando y hace nada que me operaron".

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