Tenía sólo 25 años, pero el pasado viernes falleció en La Arrixaca. Su marido estuvo en todo momento a su lado, incluso cuando ella dejó de respirar y lo que iba a ser una gran alegría se convirtió en la tristeza más profunda. Sonia Teresa estaba embarazada y murió tras realizarle una cesárea de urgencia. Afortunadamente, el bebé, una niña que se llama Ainhoa Esperanza, está bien.

"El 18 de octubre fuimos a urgencias del maternal de La Arrixaca porque sentía muchos dolores. Le dijeron que todo estaba bien y la mandaron a casa. Siguió con dolores hasta que el día 3 de noviembre no aguantó más y volvimos al hospital. Fue entonces cuando le hicieron la cesárea y cuando todo se complicó. Tras agónicas operaciones no tuve más remedio que hacerme a la idea de que iba a morir", explica su viudo Ángel Molina, un vecino de Cabezo de Torres.

Repatriación del cuerpo

A este cúmulo de desgracias se le suma que Sonia era paraguaya y que su marido quiere repatriar el cuerpo. "Ayer le hicieron la autopsia. Si el forense me autoriza este fin de semana quiero volar junto a ella para velarla junto a su familia en Paraguay. Su familia también está desesperada".

Este joven murciano no tiene mucho tiempo para pensar. "Cuando pase todo este papeleo vendrá lo peor. Ahora, mi mayor ayuda es mi madre, pero yo me he cogido la baja paternal para cuidar de la niña"

Ángel ha puesto los hechos en conocimiento del Defensor del Paciente, que ha pedido a la Fiscalía de Murcia que investigue los hechos por si pudiera haberse producido una negligencia. Además, ya se ha denunciado el caso.

Por su parte, Sanidad asegura que colaborará con la investigación, pero que hasta que no se esclarezca el asunto no realizarán declaraciones.